¿Qué significa convivir desde el Evangelio?

La convivencia humana fue, es y seguirá siendo un desafío en los cinco continentes, en los 193 países formalmente reconocidos y entre los 8 mil millones de personas que habitan el planeta.

De ahí surge la propuesta de hacer una lectura brevísima del Evangelio desde la lógica de una ética social para la convivencia, con tres ideas clave que puedan interpretarse en cualquier cultura, pues apuntan al fondo mismo de la humanidad.


En el Evangelio de Mateo, en el famoso discurso del capítulo 5, Jesús aborda el tema de la justicia, buscando que esta sea mayor que la de los personajes religiosos de su época. La justicia, como virtud cardinal, consiste en dar a cada uno lo que le corresponde. Entonces, ¿por qué la propuesta de Jesús sería distinta?

“Todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal”, dice. El enojo es tan común como la convivencia misma; molestarse por las diferencias puede ser el origen de conflictos mayores. Pero en la enseñanza de Jesús, la responsabilidad no recae en la causa del enojo, sino en quien se enoja, es decir, en quien permite que en su corazón crezca el odio. ¿Cuánta gente odia en el mundo? Los delitos de odio podrían darnos una pista, pero no son suficientes.

El segundo aspecto mencionado es: “El que insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal supremo”. La infracultura del insulto está de moda. Incontables "influencers", pretendidos periodistas e incluso políticos obtienen su fama a través del insulto. ¿Cuántas expresiones de ofensa se justifican hoy en nombre de la libertad de expresión? El insulto, casi siempre, dice más de quien lo pronuncia que de quien lo recibe. Sobran los ejemplos.

En tercer lugar: “El que desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo”. El desprecio al otro por ser quien es, por lo que piensa, dice, cree, hace o deja de hacer, responde a una lógica en la que solo los “puros” merecen afecto.

El papa Francisco, desde una lógica radicalmente distinta, plantea una acción que responde plenamente al Evangelio. Su propuesta social es profundamente evangélica, cristiana y de alta densidad teológica, como lo expresa en un breve enunciado de Fratelli Tutti:

“El amor al otro por ser quien es, nos mueve a buscar lo mejor para su vida. Solo en el cultivo de esta forma de relacionarnos haremos posible la amistad social que no excluye a nadie y la fraternidad abierta a todos” (FT, 94).

Por ello, una buena forma de medir el cristianismo en tantos casos sería examinar la vivencia de estas ideas sencillas: el enojo, el insulto y el desprecio, frente a la amabilidad, la amistad social y la fraternidad.

¿Dónde ubicamos, entonces, a tantos líderes pretendidamente cristianos o católicos, sin mencionar siquiera la radicalidad del amor al enemigo?

Por Rixio Portillo. Publicado en Vida Nueva 

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