Amada dignidad humana

Amada dignidad humana:

¡Qué difícil es escribirte unas palabas sin caer en un reduccionismo porque sos tan amplia y profunda que nuestros vocablos no logran abarcar todo!

¡Qué espinoso es tratar de comprender la hondura de tu existencia!, porque en este tiempo de tantas “generaciones ofendidas” alguien puede ofuscarse porque lo que vos sos no cuadra con sus opciones.

Sin embargo y a pesar de ello, queremos bucear en esta dimensión fundamental. Los motivos son


varios. Uno de ellos es que al ser creyente en Dios Uno y Trino, que ofrece Su vida haciendo a la humanidad parte de Su misterio, quisiéramos ahondar en esa doble dimensión de una misma fe: fidelidad a Dios y fidelidad al ser humano. Otro es la realidad que se nos presenta con tantos rostros humanos sufriendo y como se conculcan sus derechos o pisotean su dignidad: guerras, hambrunas, cancelaciones, situaciones de genocidio o de masacre con alguna etnia, los estados potencias mundiales que financian a otros regímenes creando experiencias inhumanas, etc. El tercero, fue ver en muchos estados de WhatsApp y en redes, expresiones de repudio a las realidades anteriores, pero lo hicieron porque en un ataque repudiable entre sus afectados fue un miembro de una religión. Es algo positivo que las voces se alcen contra el exterminio o donde el ser humano es pisoteado en su dignidad… pero es llamativo que luego haya vuelto el silencio.

Y fue ahí dónde nos encontramos como en una profunda conmoción, muchas preguntas, malestares y sobre todo vino a nuestra vida un eco de tu existencia como aquello que hace tan original y apasionante ser seguidores de Jesús: el Verbo se hizo humano, lo divino en Él asume y tiene rostro humano. ¡Si Dignidad humana, los cristianos creemos, celebramos y anunciamos a un Dios que se hizo como nosotros y no religión! ¡Por eso, antes de seguir, te pedimos disculpas y perdón por no apreciar el valor con que la Trinidad lo hace!

Abisal dignidad humana:

Cuando comenzamos a profundizar en quién sos, nos encontramos con una experiencia “abisal”, como dice nuestro amigo Andrés Torres Queiruga. Es decir, una realidad tan profunda que excede a nuestras perspectivas o que requieren de una disposición a ser sorprendidos por lo que allí existe, no por lo que suponemos que hay. En geología se llama así a la zona marítima que está por debajo de los 2000 metros de profundidad y que se extiende más allá del talud continental.

En la fe cristiana cuando buscamos información sobre vos nos encontramos con estas experiencias de fe que se expresan así:

  • “Dios creó al hombre a Su imagen, a imagen de Dios lo creó, hombre y mujer los creó”. El vocablo “imagen (tselem)” indica una representación plástica que suele aplicarse a las esculturas talladas que en muchas culturas hacían de los dioses. El término “semejanza (demut)” es algo más abstracto, es un parecido. Es decir, que la imagen es la que reemplaza al sujeto que evoca. En cambio, la semejanza manifiesta que se parece, pero no es el sujeto evocado. Los seres humanos, somos creados como re- presentantes de Dios, pero que, por la creaturidad, no somos Él. Así como la Trinidad no es solitaria, tampoco lo somos nosotros, por eso nos presenta como Su tú. Esta peculiaridad nos hace co – responsable de los otros seres humanos: así toda persona es el tú de otro sujeto y todos somos interlocutores con Dios y entre nosotros: “Fuera de la biblia, el hombre hace dioses a su imagen, en la biblia Dios hace al hombre a Su imagen”. No un Dios a la forma humana, sino una humanidad a la “forma de Dios”, a la “manera de Dios”. No un ser humano a la manera de una religión, sino una religión humanizadora, porque la dignidad humana va más “allá de su origen, color o religión”.
  • Todo ser humano, es persona. ¡Es alguien! No un objeto. Es quien tiene en sí mismo, por ser creatura, no por ser parte de una religión la dignidad de hijo de Dios, la capacidad de conocerse, de darse, de abrirse o de cerrarse a los vínculos de amor, de entrar en comunión con otros porque son otros, de construir libremente su propio destino o proyecto de vida, de vivir en alianza de amor con otras personas humanas y divinas y, por lo tanto, es irremplazable.
  • “Dios creó El verbo crear, en la Sagrada Escritura, es la traducción del hebreo “bara” que solo se aplica a la acción divina, y que la tiene a ella como protagonista. Y aquí, querida dignidad, nuevamente el estupor de Dios: ¡Él quiso, quiere crearnos como un Tu!, no como esclavos, no como súbditos, no como fieles, sino como personas libres y liberadoras, que asumen que todo lo humano tiene eco en la comunidad eclesial, por el hecho de ser humano no porque afecte a una expresión religiosa.
  • Dios se hizo humano: En la fe cristiana, vos dignidad humana tenés tanto valor e importancia que uno de la Trinidad, el Verbo, se hace “como uno de nosotros”.

Te confieso que he quedado conmocionado, y que necesitaría un tiempo para seguir meditando, contemplando y valorando lo inapreciable que sos para Dios y para la fe en Jesús, por eso quisiera finalizar esta semana con un texto de una laica, santa y doctora de la Iglesia que nos ha dejado boquiabiertos cuando en una especie de diálogo con Dios le pregunta:

“¿Qué cosa, o quién, fue el motivo de que establecieras al hombre en semejante dignidad? Ciertamente, nada que no fuera el amor inextinguible con el que contemplaste a Tu criatura en Ti mismo y Te dejaste cautivar de amor por ella; por amor lo creaste, por amor le diste un ser capaz de gustar Tu Bien eterno”. 

Se vuelve a confirmar el apotegma: Del amor venimos y al amor volveremos porque para la Trinidad, la dignidad humana tiene un valor supremo… Hasta la próxima semana.

Por Christian Curia. Publicado en Vida Nueva


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