Es el amor a Jesús lo que capacita
Después de comer con los suyos a la orilla del lago, Jesús inicia una conversación con Pedro. El diálogo ha sido trabajado cuidadosamente, pues tiene como objetivo recordar algo de gran importancia para la comunidad cristiana: entre los seguidores de Jesús, solo está capacitado para ser guía y pastor quien se distingue por su amor a Él.
No ha habido ocasión en que Pedro no haya manifestado su adhesión absoluta a Jesús por encima de los demás. Sin embargo, en el momento de la verdad es el primero en negarlo. ¿Qué hay de verdad en su adhesión? ¿Puede ser guía y pastor de los seguidores de Jesús?
Antes de confiarle Su «rebaño», Jesús le hace la pregunta fundamental: «¿Me amas más que estos?». No le pregunta: «¿Te sientes con fuerzas? ¿Conoces bien mi doctrina? ¿Te ves capacitado para gobernar a los Míos?». No. Es el amor a Jesús lo que capacita para animar, orientar y alimentar a Sus seguidores, como lo hacía Él.
Pedro le responde con humildad y sin compararse con nadie: «Tú sabes que Te quiero». Pero Jesús le repite dos veces más su pregunta, de manera cada vez más incisiva: «¿Me amas? ¿Me quieres de verdad?». La inseguridad de Pedro va creciendo. Cada vez se atreve menos a proclamar su adhesión. Al final se llena de tristeza. Ya no sabe qué responder: «Tú lo sabes todo».
A medida que Pedro va tomando conciencia de la importancia del amor, Jesús le va confiando Su rebaño para que cuide, alimente y comunique vida a sus seguidores, empezando por los más pequeños y necesitados: los «corderos».
Con frecuencia se relaciona a jerarcas y pastores solo con la capacidad de gobernar con autoridad o de predicar con garantía la verdad. Sin embargo, hay adhesiones a Cristo, firmes, seguras y absolutas, que, vacías de amor, no capacitan para cuidar y guiar a los seguidores de Jesús.
Pocos factores son más decisivos para la conversión de la Iglesia que la conversión de los jerarcas, obispos, sacerdotes y dirigentes religiosos al amor a Jesús. Somos nosotros los primeros que hemos de escuchar su pregunta: «¿Me amas más que estos? ¿Amas a Mis corderos y a Mis ovejas?».
Por José Antonio Pagola. Publicado en Fe Adulta
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