Durante los últimos años, cada Navidad, he disfrutado publicando en Internet una de mis obras de arte contemporáneas favoritas, "José y María", de Everett Patterson. Es una versión moderna de la historia de la Natividad, en la que un hombre y una mujer jóvenes buscan alojamiento en nuestra época.
El artista ha llenado su imagen con guiños creativos a la historia original de la Natividad. María, claramente embarazada, lleva una sudadera de "Nazareth High School" mientras está sentada en un burro para niños. Esperando afuera de una tienda de comestibles o licorería, José y María están rodeados de halos hechos con los letreros circulares en la ventana. También en la ventana hay anuncios de cigarrillos "Weisman", barras de chocolate "Good News" y un letrero de neón ingeniosamente colocado de "Starr Beer", un sustituto de la Estrella de Belén. Al otro lado de la calle, frente al "Dave's City Motel" (Hostal Ciudad de David, en caso de que no lo hayas visto) hay un letrero de "No hay vacantes". A un anuncio para contratar a un nuevo manager del hostal le falta una "A", por lo que el letrero dice "New manger" - Nuevo pesebre.
En el pasado, me encantaba encontrar las pistas y casi todos los años veía algo nuevo. Pero hay más en
su dibujo que eso. El significado más profundo es que José y María estaban, como tantas personas hoy, luchando y desesperados durante su viaje de Nazaret a Belén, como se registra en los relatos de la infancia en el Evangelio de Lucas. Ahora bien, entre los eruditos existe la duda de si José era pobre. Los Evangelios nos cuentan que el marido de María trabajaba como tektōn, que a menudo se traduce como "carpintero", pero que también podría traducirse como "obrero de la construcción", "manitas", "constructor" o incluso "jornalero".
Pero dada la demografía de Nazaret, una localidad pobre y apartada de solo 200 a 400 personas ("¿Puede algo bueno salir de Nazaret?", pregunta Natanael en su famoso comentario despectivo), podemos estar bastante seguros de que José no era rico. Tampoco lo era Jesús, otro tektōn. Cuando Jesús proclama por primera vez su identidad como el Mesías, el primer Evangelio, Marcos, hace que la multitud de Nazaret diga: "¿No es éste el carpintero?". Los Evangelios posteriores parecen suavizar esto, diciendo, en Mateo, "¿No es éste el hijo del carpintero?" y en Lucas, "¿No es éste el hijo de José?", como para distanciar a Jesús de su profesión.
También hay cierto debate sobre si José y María, así como Jesús, que más tarde huiría de Su hogar por miedo a los planes asesinos de Herodes sobre los bebés en Belén, entran en la definición de refugiados o migrantes. La definición clásica de refugiado proviene de las Naciones Unidas: "Un refugiado es alguien que se ha visto obligado a huir de su país debido a la persecución, la guerra o la violencia. " Un refugiado tiene un temor fundado de ser perseguido por motivos de raza, religión, nacionalidad, opinión política o pertenencia a un determinado grupo social". Eso ciertamente parece describir a la Sagrada Familia.
Sin embargo, algunas personas argumentan que, dado que técnicamente no están abandonando las fronteras del Imperio Romano, en realidad no están huyendo de su "país". Pero, como escribí hace unos años, dado que viajaron de Judea a Egipto, es difícil imaginar que José y María no sintieran que dejaran su tierra natal por temor a la persecución. Esta es una de las razones por las que muchas de las Misas "Por Refugiados y Exiliados" utilizan la historia de la "Huida a Egipto" como lectura del Evangelio.
Incluso después de 2.000 años, la historia de Navidad puede, y debe, todavía impactarnos. José y María vinieron de un pueblo marginal. "Toda la evidencia arqueológica del período romano", dicen los autores de Excavating Jesus, un libro sobre los hallazgos arqueológicos de la época de Jesús, "apunta a una existencia campesina sencilla en Nazaret". Se trata de personas que viven al límite: en movimiento, asustadas y preocupadas. Y cuando finalmente llegan a su destino, Jesús nace en un lugar sucio, desordenado y caótico: un establo. El Hijo de Dios viene a nosotros de la manera más vulnerable posible: como un bebé, totalmente dependiente de María y José. Luego es acostado en un pesebre, donde los animales de granja acaban de poner sus narices y bocas.
En estos días, muchas personas pueden identificarse con José y María. Hace unas semanas, estaba hablando con un ejecutivo de negocios que dijo que en su compañía había un hombre que había huido de la persecución en su país de origen. Un sacerdote amigo mío me dijo hace poco que calculaba que aproximadamente el 60 por ciento de sus feligreses eran inmigrantes indocumentados. Ambos grupos, junto con muchos otros, en diferentes lugares y por diferentes razones, se sienten perseguidos.
Sin embargo, Dios está con ellos, de su lado, como Dios estuvo con José y María. Y Dios entra en sus vidas, entra en nuestras vidas, de la manera más profunda posible: como Jesús. Durante el resto de Su vida terrena, el Hijo de Dios siempre estaría del lado de aquellos que eran marginados, olvidados, perseguidos, abandonados.
Mi oración por todas esas personas en Navidad es que sepan que Jesús vino al mundo en medio de esta familia perseguida, se puso del lado de los marginados y está con vosotros. Él es Emmanuel, Dios con nosotros. Él es Dios con vosotros.
Por James Martin, SJ. Traducido de America Magazine
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