Semillas de paz

Queridos niños y niñas, queridos profesores, ¡buenos días! 

Me alegra reunirme una vez más con la red nacional de "Escuelas por la Paz". Saludo a la Dra. Lotti y os doy la bienvenida a todos.

En primer lugar, quiero daros las gracias. Gracias por este viaje lleno de ideas, iniciativas, formación y

actividades, cuyo objetivo es promover una nueva visión del mundo. Gracias por estar llenos de entusiasmo en la persecución de objetivos de belleza y bondad, en medio de situaciones dramáticas, de injusticia y violencia que desfiguran la dignidad humana. Gracias por comprometeros con pasión y generosidad a trabajar en la "obra del futuro", superando la tentación de una vida aplastada sólo en el hoy, que corre el riesgo de perder la capacidad de soñar en grande. Hoy más que nunca, en cambio, es necesario vivir con responsabilidad, ampliando horizontes, mirando hacia adelante y sembrando día a día esas semillas de paz que mañana podrán germinar y dar fruto.

El próximo mes de septiembre se celebrará en Nueva York la Cumbre del Futuro, convocada por la ONU para abordar los grandes retos globales de este momento histórico y firmar un "Pacto para el Futuro" y una "Declaración sobre las Generaciones Futuras". Se trata de un acontecimiento importante, y también necesitamos vuestra contribución para que no se quede solo "en el papel", sino que se concrete y se haga realidad a través de caminos y acciones para el cambio.

Lleváis en el corazón este gran sueño: "Transformemos el futuro. Por la paz, con cuidado". Y es precisamente sobre esto que quisiera detenerme brevemente para deciros algo en lo que creo mucho: que sois llamados a ser protagonistas y no espectadores del futuro. En efecto, la convocatoria de esta Cumbre Mundial nos recuerda que todos tenemos el reto de construir un futuro mejor y, sobre todo, ¡que debemos construirlo juntos! No podemos limitarnos a delegar nuestras preocupaciones sobre el "mundo que viene" y la resolución de sus problemas a las instituciones responsables y a quienes tienen responsabilidades sociales y políticas particulares.

Es cierto que estos retos requieren competencias específicas, pero no es menos cierto que nos afectan de cerca, tocan la vida de todos y exigen la participación activa y el compromiso personal de cada uno de nosotros. En un mundo globalizado, en el que todos somos interdependientes, no es posible proceder como individuos que atienden únicamente su propio "huerto": en lugar de ello, necesitamos trabajar en red, conectarnos, trabajar en sinergia y armonía. Esto significa pasar del "yo" al "nosotros": no "yo trabajo por mi bien", sino "nosotros trabajamos por el bien común, por el bien de todos".

En efecto, los retos actuales, y sobre todo los riesgos que, como nubes negras, se ciernen sobre nosotros amenazando nuestro futuro, también se han vuelto globales. Nos afectan a todos, interpelan a toda la comunidad humana, requieren el coraje y la creatividad de un sueño colectivo que anime un compromiso permanente para afrontar juntos las crisis medioambientales, económicas, políticas y sociales que atraviesa nuestro planeta.

¡Es un sueño que requiere estar despierto y no dormido! Sí, porque se realiza trabajando, no durmiendo; caminando por las calles, no tumbados en el sofá; utilizando bien los medios de información, no perdiendo el tiempo en las redes sociales; y luego -escuchad bien- este tipo de sueño se realiza rezando, es decir, junto con Dios, no con nuestras propias fuerzas.

Queridos alumnos y profesores, habéis puesto dos palabras clave en el centro de vuestro compromiso: paz y cuidado. Son dos realidades interconectadas: la paz, en efecto, no es solo el silencio de las armas y la ausencia de guerra; es un clima de benevolencia, confianza y amor que puede madurar en una sociedad fundada en relaciones de cuidado, en la que el individualismo, la distracción y la indiferencia dejan paso a la capacidad de prestar atención a los demás, de escuchar sus necesidades básicas, de curar sus heridas, de ser para él o ella instrumentos de compasión y curación. Este es el cuidado que Jesús tiene de la humanidad, especialmente de los más frágiles, y del que nos habla a menudo el Evangelio. Del "cuidado" mutuo nace una sociedad inclusiva, fundada en la paz y el diálogo.

Queridos hermanos, en este tiempo todavía marcado por la guerra, os pido que seáis artesanos de paz; en una sociedad todavía prisionera de la cultura del descarte, os pido que seáis protagonistas de la inclusión; en un mundo desgarrado por las crisis globales, os pido que seáis constructores de futuro, para que nuestra casa común se convierta en un lugar de fraternidad, solidaridad y paz. Os quiero hablar dos minutos sobre la guerra. Pensad en los niños que sufren la guerra. Los niños ucranianos, que han olvidado sonreír. Rezad por estos niños. Ponedlos en el corazón.  Pensad en los niños de Gaza, ametrallados y que tiene hambre. Un pequeño silencio y pensamos en los niños ucranianos y de Gaza.

Os deseo que este sueño os apasione siempre. Lo digo con el lema de don Lorenzo Milani, el prior de Barbiana, que al"no me importa", típico de la indiferencia sin sentido, oponía el "me importa", es decir, "me importa". Que a ti también te importe siempre la suerte de nuestro planeta y de tus semejantes; que te importe el futuro que se abre ante nosotros, para que sea realmente como Dios lo sueña para todos: un futuro de paz y de belleza para toda la humanidad. Os bendigo de corazón. Que tengáis una buena escuela y un buen viaje. Y, por favor, acordaos de rezar por mí.

Palabras del papa Francisco en el encuentro de las Escuelas por la Paz

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