Un destello de esperanza

Isaac López Triano fue asesinado en el madrileño barrio de Pacífico el 14 de julio de 2021 por las cuchilladas que le asestó David Bárcena, que estaba supuestamente bajo los efectos de las drogas y el alcohol. Ambos tenían 18 años. En estos días se celebra el juicio en Madrid y se espera para el asesino la prisión permanente revisable.

Este miércoles, en su comparecencia en los juzgados, la madre de Isaac nos ha dado a todos una gran lección sobre el perdón y la empatía. Al terminar su declaración, se ha encontrado brevemente con la madre de quien asesinó a su hijo, que le ha pedido perdón, y ambas se han fundido en un abrazo. Después, ante los periodistas, ha dicho que la familia de David Bárcena también está sufriendo, porque no es nada fácil que a tu hijo le acusen de asesinato.


¡Qué difícil debe de ser ponerse en el lugar de esa otra madre y aceptar su perdón! Ella, que está sumida en el profundo dolor de haber perdido a un hijo en la flor de la vida, es capaz de dejar de pensar en sí misma, de apartar por un momento su rabia y su tristeza, y empatizar con quien está desgarrada también ante la perspectiva de que su hijo pase el resto de su vida en la cárcel.

A veces nos cuesta horrores perdonar nimiedades por las que nos sentimos muy ofendidos, palabras y acciones de los otros que hieren nuestro ego (a veces incluso sin que quien lo hace sea consciente de ellos). Otras veces nos sentimos incapaces de perdonar a personas que nos han hecho mucho daño, personas por las que nos sentimos traicionados o ninguneados. Por eso es tan admirable el abrazo entre estas dos mujeres donde uno esperaría insultos, rechazo o, al menos, indiferencia.

Los psicólogos dicen que el primer paso para perdonar es ponerte en el lugar del otro, tratar de ver las cosas desde su punto de vista, tratar de entenderle. Ángeles Triano ha sido capaz de ver más allá de su propio dolor y su recompensa será una paz interior que le ayudará a gestionarlo, porque el perdón es más liberador para quien perdona que para quien es perdonado.

Queda en mi retina ese abrazo entre dos madres inmersas en dolores muy distintos, pero muy profundos. Un abrazo que es un destello de esperanza, que devuelve la confianza en el ser humano en estos tiempos tan convulsos.

 

Por Margarita Borreguero. Publicado en Pastoral SJ

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