Ahí está el llanto de los oprimidos

Materiales de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos

Volví a considerar todas las opresiones que se cometen bajo el sol. Ahí está el llanto de los oprimidos, ¡y no encuentran consuelo! La fuerza en manos de sus opresores, ¡y no encuentran consuelo! (Ecl 4, 1-5)

«Ahí está el llanto de los oprimidos». Como se puede suponer, el escritor ha sido ya testigo de


atrocidades como esta con anterioridad y con una escalofriante regularidad. Y, sin embargo, tal vez sea esta la primera vez que el escritor se ha fijado en las lágrimas de los oprimidos, se ha implicado plenamente en su dolor y en su humillación. Si bien es cierto que hay mucho que lamentar, una nueva mirada y una nueva visión supone un germen de esperanza: quizá esta vez sea la que conduzca definitivamente al cambio y marque un antes y un después. 

Una joven miró y vio las lágrimas de los oprimidos. El video que grabó en su teléfono del asesinato de George Floyd en mayo de 2020 fue visto en todo el mundo y desató una ira sagrada, que llevó a la gente a presenciar y reconocer lo que los afroamericanos han vivido durante siglos: la subyugación indebida por parte de sistemas opresivos mientras tantos viandantes privilegiados en su ceguera pasaban de largo sin querer mirar. Reconocer esta dolorosa realidad ha llevado a una efusión global de compasión tanto en forma de oración como de protesta por la justicia. 

La evolución de un simple mirar a un ver y comprender nos alienta a tomar parte activa en esta realidad terrena: Dios puede quitar las escamas de nuestros ojos para presenciar las cosas de maneras nueva y liberadora. A medida que esas escamas caen, el Espíritu Santo ofrece la intuición, y también la convicción para responder de una manera nueva y sin límites. Una de las acciones de las Iglesias y comunidades fue establecer una tienda de oración en la Plaza George Floyd, el lugar de su asesinato. De esta manera, estas Iglesias y comunidades se unieron para ofrecer consuelo a aquellos que lloraban y se sentían oprimidos. 

Felices los que están tristes, porque Dios mismo los consolará (Mt 5. 1-8).

El relato de Mateo de las Bienaventuranzas comienza presentando a Jesús que mira a la multitud. En esa multitud ha debido ver a los constructores de la paz, a los pobres de espíritu, a los limpios de corazón, a hombres y mujeres que lloraban, y a los que tenían hambre de justicia. En las bienaventuranzas, Jesús no solo ve el sufrimiento de las personas, sino que también les asigna una dignidad futura: hijos de Dios y herederos del reino de los Cielos. Como cristianos estamos llamados a mirar con atención el sufrimiento sagrado en que se encuentran nuestros hermanos y hermanas en Cristo.

Desafío 

¿Cómo es tu compromiso con los grupos cristianos que afrontan la opresión en tu vecindario? ¿Cómo pueden las Iglesias de tu localidad unirse para mostrar mayor solidaridad con aquellos que sufren la opresión? 

Oración 

Dios de justicia y bondad, quita las escamas de nuestros ojos para que podamos ver con sinceridad la opresión que nos rodea. Te lo pedimos en el nombre de Jesús que vio a las multitudes y tuvo compasión de ellas. Amén.

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