Adora y confía

No te inquietes por las dificultades de la vida, por sus altibajos, por sus decepciones, por su porvenir más o menos sombrío. Quiere lo que Yo quiero.

Ofréceme en medio de inquietudes y dificultades el sacrificio de tu alma sencilla que, pese a todo,


acepta los designios de Mi Providencia. Piérdete confiado ciegamente en ese amor Mío que te quiere para Sí. Y que llegará hasta ti, aunque jamás lo veas. Piensa que estás en Mis manos, tanto más fuertemente sostenido, cuanto más decaído y triste te encuentres. 

Vive feliz. Te lo suplico. Vive en paz. Que nada te altere. Que nada sea capaz de quitarte tu paz. Ni la fatiga física. Ni tus fallos morales. Haz que brote, y conserva siempre sobre tu rostro, una dulce sonrisa, reflejo de la que Yo continuamente te dirijo. Y en el fondo de tu alma coloca, antes que nada, como fuente de energía y criterio de verdad, todo aquello que te llene de Mi paz.

Recuerda: cuanto te deprima e inquiete es falso. Te lo aseguro en el nombre de las leyes de la vida y de las promesas de Dios. Por eso, cuando te sientas apesadumbrado, triste, adora y confía.

Por Teilhard de Chardin

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