¿Una comisión para investigar los abusos a menores en la Iglesia? Miremos a nuestros vecinos...

Entrevista a Pedro Strecht, por Fran Otero. Publicado en Alfa y Omega

Este reconocido psiquiatra infantil coordina la comisión independiente que estudia los abusos en el seno de la Iglesia en Portugal. En pocos días han recibido 150 testimonios.

¿Por qué aceptó este encargo?
La Iglesia en Portugal quiere saber realmente lo que pasó. Además, me han dado total libertad para elegir el equipo. Y, como psiquiatra de niños y adolescentes, sé cómo el sufrimiento causado por el

abuso sexual constituye un dolor emocional real e intenso, algo profundamente traumático, casi siempre no revelado. No fue una decisión fácil. Hace casi 20 años fui el médico de los niños del caso Casa Pía [escándalo de abusos sexuales], que duró años. Terminó con la condena de todos los acusados, pero supuso un enorme desgaste personal y profesional. Tuve protección policial diaria durante tres años y diez meses.

Investigarán los abusos entre 1950 y 2022. ¿Por qué este periodo?
Teníamos que definirlo, como también el tiempo de nuestra actuación, que será de doce meses. ¿Podría ser más o menos? Sí. De todas formas, atenderemos a todos al margen de las fechas. También lo elegimos porque es importante entender lo que ocurrió en Portugal en épocas tan diversas como las décadas anteriores a la revolución del 25 de abril de 1974 o los tiempos de libertad.

¿Cómo se puede contactar?
Cualquier persona puede contar lo que le sucedió de forma anónima. La confidencialidad y el secreto profesional están garantizados. Se puede rellenar un cuestionario online, llamar por teléfono o enviar un correo electrónico para contar la historia, o pedir ser recibido individualmente, siempre por dos profesionales del equipo.

¿Qué otras áreas van a investigar?
Está prevista la colaboración con la propia Iglesia para el análisis de los archivos históricos de las 21 diócesis. También se está contactando con otras organizaciones implicadas en este ámbito. En el equipo contamos con una persona de los medios de comunicación, que recopilará todo el material publicado en el periodo estudiado.

¿Cuántos casos han recibido?
La respuesta inicial ha sido fantástica y esperamos que, poco a poco, el miedo, la vergüenza y la culpa instaladas durante décadas en la vida de tantas víctimas puedan romperse con la fuerza de cada testimonio. En pocos días hemos superado los 150 casos. Pero no hay que estar contentos o insatisfechos. No buscamos números; queremos escuchar a las personas, llegar a ellas, darles voz, sean más o menos. Cada una cuenta.

¿Cuál es su percepción sobre los abusos en la Iglesia? ¿Son más o menos que en otros ámbitos?
Es muy difícil estar seguro. Ahora bien, hay algo que es inequívoco en casi todos los estudios: la mayoría de los abusos sexuales a niños y adolescentes ocurren en espacios familiares para las víctimas y son cometidos por personas próximas, razón por la que aumentan el silencio y la continuidad de los mismos.

En la presentación de la comisión habló del efecto iceberg. ¿Afectará a esta investigación?
El efecto iceberg siempre está presente en el estudio de los abusos sexuales a menores. Al igual que un iceberg, del que solo se ve una pequeña parte por encima del nivel del mar, aquí entre el 75 % y el 80 % de los casos nunca se conocerán. En el estudio de Francia, el número final de casos es una extrapolación de lo que se encontró realmente.

El lema de su comisión es Dar voz al silencio.
Dice que es posible hablar; ser escuchado sin ser juzgado, y ponerse en el lugar del niño o de la niña que ve su cuerpo manipulado, invadido, con las barreras emocionales destruidas. Y superar el miedo, la vergüenza y la culpa. Hemos recibido informes de un dolor atrapado, una violencia y un desamparo inmensos. Y, a la vez, ejemplos de grandeza. Pocos piden la acusación de aquel, el castigo o la sanción del otro, e incluso hay quienes perdonan. Les basta saberse escuchados y sentir que recuperan la dignidad.

¿Van a realizar un estudio sociológico como en Francia?
Analizaremos el material recogido como en Portugal, no como este u otro país. Con los datos saldrán definiciones y perfiles sociológicos.

¿Qué espera de la investigación?
Espero llegar al final con la sensación del deber cumplido. No lo hemos hecho todo, pero tenemos la certeza de que hemos abierto puertas que no se volverán a cerrar y que otros podrán seguir explorando. Deseo que sea útil para sanar el pasado y reinventar el futuro.


... Y a lo que ya se está haciendo en España

Por Rodrigo Pinedo. Publicado en Alfa y Omega

El Proyecto Repara del Arzobispado de Madrid prosigue su trabajo contra a los abusos: solo en el año 2021 atendió a 72 víctimas directas de abusos en distintos entornos y a 31 familiares de estas, a las


que se ofrecieron más de 700 sesiones gratuitas. Como recoge un informe hecho público el pasado lunes, de los 72 casos, 49 hacen referencia a abusos sexuales, sobre todo en el ámbito intrafamiliar (34 casos), pero también entre personas sin vinculación familiar (cinco), en la vida consagrada (siete) y relativos a sacerdotes diocesanos (dos en Madrid y uno en otra diócesis). Entre ellos aparecen ocho menores en el momento de la denuncia —todos en el ámbito familiar— y cuatro menores en el momento de los hechos que denunciaron ya siendo adultos.

Los otras 23 víctimas directas se pusieron en contacto con Repara por haber sufrido abusos de autoridad, todos vinculados de una forma u otra a la Iglesia porque, si no, el trabajo de este proyecto sería inabarcable. Estas situaciones, como remarca la responsable de primera acogida y coordinadora de atención, Lidia Troya, se han duplicado respecto al año anterior. «Más allá del abuso sexual, constatamos que el abuso de conciencia, producido en el contexto de una dirección espiritual y sostenido en una supuesta autoridad divina, también está presente en la vida eclesial y tiene repercusiones muy dañinas para la persona que lo sufre, ya que cuestiona y desgarra las convicciones más profundas y nucleares de la persona».

En este sentido, lamenta que a veces en la vida religiosa «hay conductas abusivas tan normalizadas y naturalizadas que ni siquiera se reconocen como tales», pero que «van mermando, mutilando y anestesiando la libertad de la persona que las sufre». «Es algo sutil, vivido en la cotidianidad de lo ordinario y que va afectando a lo más íntimo de las personas: su conciencia», asevera.

Definir este tipo de abuso y reconocerlo no siempre es fácil, tal y como están viendo en Repara, porque «está hecho de un entramado muy complejo» y muchas veces lo comete «una figura de confianza», cuya autoridad «ha sido investida por Dios».  «Se confunde la obediencia con la sumisión, la unidad con la uniformidad, la autoridad con el autoritarismo, la voluntad de Dios con la voluntad del superior…», denuncia Troya, antes de enumerar prácticas abusivas como «el excesivo control y la obligación de informar» de todo, «el aislamiento» o «el mal uso del lenguaje religioso junto con algunas ideas muy distorsionadas de lo religioso».

Para Troya estos abusos pueden llevar, además, a otros abusos. Al contrario de lo que se cree, el abuso físico y, en especial, el sexual, «no suele ser el principio sino, más bien, el final de un proceso» cuyo inicio está en «el deseo, a veces inconsciente, de dominar sobre otro y de someter a la persona».  «Todo abuso proviene de una situación de desequilibrio, de superioridad o asimetría y las relaciones de poder establecidas son el elemento fundamental que lo posibilita», abunda.

Más formación

En paralelo a este trabajo de atención a víctimas, el Proyecto Repara sigue apostando por la prevención de posibles casos y por la formación. Entre otros, en 2021 se dieron sesiones presenciales por las ocho vicarías –a cerca de 600 sacerdotes y 200 agentes de pastoral–; se ofrecieron dos cursos online a través de la Escuela Diocesana de Evangelizadores –con la participación de 75 alumnos, la mayoría agentes de pastoral –, y hubo sesiones específicas para los equipos directivos de los colegios diocesanos y los seminaristas.

El coordinador del Proyecto Repara, Miguel García-Baró, adelanta que se va a mantener esta línea, que se potenciará la «investigación sobre los abusos de autoridad» precisamente, y que se va a celebrar una jornada «con especialistas que no han participado en los cursos», aunque se han citado, poniendo el foco en temas de psicología, antropología o acompañamiento espiritual. El equipo también mantendrá contacto con vicarías, parroquias y órdenes religiosas que requieren información, y seguirá editando diversos materiales.

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