La oración es para todos

Cuando era más joven, una monja me dijo que si solo rezaba cuando tenía problemas, entonces verdaderamente tenía un problema. Esa máxima se vio revivida cuando comencé a leer Aprendiendo a rezar: una guía para todos (Learning to pray: A guide for everyone), del jesuita Fray James Martin. Para muchas personas, la oración es una llamada a Dios como se llama al 112, utilizada en momentos de emergencias y tragedias. Sin juzgar, Martin nos ofrece un mapa de carreteras que nos muestra cómo la oración es para todos -incluidos aquellos que no están seguros de si creen en Dios- en todo tipo de tiempos, circunstancias y formas.


Martin explica lo que la oración es y lo que no es. Alerta de spoiler: el campo de la oración es vasto y no está reservado a unos pocos privilegiados. Las prácticas propuestas son a menudo sencillas y abiertas a todos pero nunca son superficiales. Si he encontrado algún leitmotiv presente a lo largo de todo el libro, no es solo que la oración es accesible, sino que Dios es accesible a todos. El libro, escrito para una diversidad de lectores, especialmente clama a aquellos que están en los márgenes. El libro invita a aquellos que se han marchado de la Iglesia o han sido rechazados en los espacios de oración. Todos son bienvenidos.

Sea intencionadamente o no, cuando la iglesia o el culto han pasado a significar actividad online, llega este libro al tiempo que Martin ha desarrollado una comunidad online de seguidores incluso más grande. Pese a ser, a su manera, evangelizador, el libro ofrece un camino a la oración, no a la religión, que no es forzado, juzgador o discriminatorio.

Aprendiendo a rezar está dedicado al jesuita Fray William Barry, el escritor y director espiritual recientemente fallecido, que también figura prominentemente en el libro. Barry ha desarrollado una profunda influencia en las vidas espirituales de muchos y ciertamente en la vida de Martin como jesuita. Su legado corre como un río a lo largo del libro, por medio de las numerosas opciones de oración y vida espiritual, ofreciendo agua de vida para apoyar la invitación a la oración.

Desarrollándose desde el introductorio "todos pueden rezar", Aprendiendo a rezar progresa capítulo a capítulo por medio de diversas experiencias y prácticas de oración.

Para muchos cristianos, la oración significa asistir a una misa o a un servicio religioso y repetir oraciones prescritas como el Padrenuestro. Mientras deja claro que tales cosas pueden ser importantes en una vida de fe, Martin escribe que no son la única forma de rezar. Para mí, es aquí donde más brilla Aprendiendo a rezar, animando a todos a abrir sus mentes, sus corazones y sus oídos a Cristo en un amplio abanico de opciones.

Uno de mis capítulos favoritos es el dedicado a la oración de petición. Martin explora hábilmente por qué este punto tiene una mala reputación para algunos, y formas de aproximarse pidiendo ayuda. Recuerda, aprendí que rezar solo cuando tenemos un problema, en sí mismo es un problema. Una parte menos madura de mí frecuentemente se sentía demasiado culpable para pedir a Dios algo después de un largo silencio de mi parte. Qué alivio será para muchos lectores. Se nos recuerda en este capítulo que pretender que Dios maldiga a nuestros enemigos no es la mejor forma de proceder, pero sí podemos volvernos hacia Dios para pedir justicia. El sentido subyacente será acercarnos lo suficiente a Dios para movernos más allá de la venganza. Después de expresar nuestra furia, rezar por cosas como la paciencia, la sabiduría o el perdón puede alimentarnos por medio de una relación con el Divino.

Otro regalo revelador entre muchos es el capítulo sobre el examen, una práctica de oración jesuita que, como su nombre sugiere, es un examen de conciencia típicamente rezado cada noche. A lo largo del tiempo, las personas lo han adaptado a diversas situaciones. Pero todavía el examen trata sobre reconocer a Dios y observar nuestro comportamiento por medio de una revisión de nuestro día, junto con un deseo de mejorar mañana. En este capítulo, Martin recurre a diversos sacerdotes y nos introduce a un buen grupo de personajes para aprender sobre esta oración. Habla de una forma que consigue presentar algo que podría ser intimidatorio como algo accesible a lectores poco familiarizados.

Los muchos capítulos de un libro que podría parecer largo ofrecen muchos dones y opciones para una vida de oración. Martin realiza un increíble trabajo clarificando que la oración es el canal de nuestra relación con Dios. Dirigir a sus lectores hacia esa relación y animar su profundización es su evidente sentido. El autor tiene el don de escribir con autoridad sobre materias fundadas en un sólido conocimiento teológico y espiritual y luego trasladarlo a capítulos fáciles de leer y de entender. Por todas sus instrucciones, Aprendiendo a rezar es finalmente una conversación entre Martin y el lector, que apunta hacia la conversación definitiva: la oración, comunicarse con Dios. Este libro se merece ser ampliamente leído por creyentes, escépticos e incluso no creyentes, aunque no sea con otro fin que ampliar los propios horizontes. Solo prepárate, seas creyente convencido o no, para ser cambiado a medida que lees el libro.

Por Fran Rossi Szpylczyn. Traducido del National Catholic Reporter

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