Acercamiento y escucha

Entrevista a Yolanda González, directora del Centro Penitenciario de Córdoba, publicada en el Boletín "Puente" del Departamento de Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal Española

Desde el inicio de la pandemia, el acceso restringido al recinto penitenciario ha condicionado el acceso de los voluntarios de la Pastoral penitenciaria, ¿cómo cree que ha afectado esta circunstancia a los internos? 


De manera muy negativa, el apoyo de los voluntarios de la Pastoral en el Centro es fundamental para nuestros internos/as. Una de las necesidades básicas de un Centro Penitenciario radica en la atención y la escucha. La Pastoral hace un gran trabajo, su compromiso con los fines de esta Institución siempre repercute en una mejora importante de nuestro trabajo. 

La pastoral ha ayudado a mantener la comunicación de los internos con sus familias aún en pleno confinamiento con la adquisición de tarjetas para móviles ¿cómo recibieron la iniciativa los presos? 

Pues muy bien y muy agradecidos. Nos hemos preocupado de que ellos sepan que esa ayuda provenía de la Pastoral. A muchos les ha permitido ese contacto tan necesario con sus familiares, sobre todo en momentos tan difíciles para todos.

Estamos muy agradecidos por su generosidad, y su servicio a las necesidades del Centro Penitenciario, desde que se inició esta pandemia. Han sido muchos los gestos de generosidad que, en estos meses, han tenido los miembros de la Pastoral Penitenciaria con los internos e internas, así como con los trabajadores. 

¿Cree que la pastoral penitenciaria cubre ese déficit de acercamiento personal que todo ser humano precisa

Este déficit es enorme. Llenarlo plenamente es muy difícil, pero es uno de los cometidos principales de todos los profesionales y voluntarios que trabajamos aquí. 

No obstante, la vocación de servicio de los miembros de la Pastoral Penitenciaria hace posible ese acercamiento humano y desinteresado con los más necesitados, y suponen un ejemplo para todos los que trabajamos en este medio. 

Admiramos muchísimo su trabajo. 

Cuándo el interno es alentado y animado espiritualmente por los voluntarios, ¿cambia mucho su comportamiento en la cárcel? 

Si. Se convierte en una motivación en su día a día. En la mayoría de los casos, ese apoyo espiritual supone un complemento en su proceso de mejora personal. En muchos internos, se convierte en un recurso muy importante en el proceso de cambio. 

¿Cómo viven los internos las salidas al exterior promovidas por la pastoral? 

Con gran alegría. Estas salidas son elementos importantes por el tratamiento de nuestros internos e internas. 

En su Programa Individualizado de Tratamiento, se contemplan las salidas programadas como recursos educativos que contribuyen a la mejora del proceso de reinserción social de las personas que cumplen una pena privativa de libertad. Contamos con la ayuda de la Pastoral para poder realizar las mismas, sin su apoyo, siempre humano, no sería posible en muchas de las ocasiones llevarlas a cabo.

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