¿Jesús, hombre blanco?

Recopilación de tweets de James Martín, SJ

Muchos me han preguntado en los últimos días lo que pienso sobre las (legítimas) críticas sobre la habitualidad de representaciones que presentan a Jesús como un "hombre blanco", como en la famosa pintura "Cabeza de Cristo", de Warner Sallman.

Lo primero que tengo que decir es que Jesús no presentaba esa apariencia. No conocemos Su aspecto físico (los Evangelios guardan silencio al respecto), pero sabemos que no era un blanco "europeo" o "americano". Se le conocía, después de todo, como "Jesús de Nazareth", lo que significa que procedía de un pequeño pueblo, de entre 200 y 400 habitantes, de Galilea. Como el reverendo John Meier afirma en su magistral libro "Jesús, un judío marginal" sobre el Jesús histórico, si viésemos a Jesús hoy podríamos quedarnos conmocionados. Simplemente miremos a galileos actuales para comenzar a vislumbrar el aspecto que pudo haber tenido Jesús:

Es una foto de dos amigos míos de Galilea, dos primos, ambos llamados Maher. Cuando rezo estos días, me imagino a Jesús pareciéndose bastante a ellos. Ambos son grandes personas, también, lo que facilita contemplarles como imágenes de Jesús.

Más oscuro de piel y de pelo, por supuesto, pero existen más diferencias. Como apunta Fray Meier, dado el tiempo en el que anduvo en la tierra, Jesús debió ser más bajo y probablemente presentaba una mala dentadura y otros problemas físicos relacionados con la falta de una buena alimentación y del cuidado de la salud. Y, por cierto, hablaba arameo, no inglés. Por eso creo que Jesús debería ser representado más frecuentemente como (probablemente) parecía. De ahí que, para mis tweets de comentario al Evangelio diario, utilice imágenes de sitios innovadores como "Lumo", que presentan un Jesús más próximo a su (de nuevo, probable) apariencia.

Las imágenes de Jesús como un hombre blanco han sido utilizadas para promover la idea de que el "blanco" es mejor. Y en muchas representaciones de Jesús, especialmente en vidrieras, no solo es blanco, sino del blanco más puro -más blanco que cualquier otro-. Es una catequesis terrible, que produce el más terrible de los efectos en las personas que no tienen esa apariencia. Recuerdo la magnífica novela de Toni Morrison "El ojo más azul", donde la joven chica cree que blancura es belleza.

Si Jesús es blanco y tú no, ¿qué significa eso para tu relación con Él? ¿Qué significa que Cristo vino
para "todos", si te encuentras excluido? Las representaciones de los santos son igual de malas. Casi todos son blancos, incluso San Agustín, que procede del Norte de África. Por eso prefiero imágenes como las de John Nava, que completó una notable serie de tapices para la Catedral de Nuestra Señora de Los Ángeles, en la ciudad homónima, en la que los vecinos del barrio fueron utilizados como modelos de muchos de los santos. 



Vemos la misma tendencia con María. Tantas imágenes, incluso contemporáneas, la hacen parecer un ama de casa occidental. Lo que es, sinceramente, inapropiado. Ella era Miriam de Nazareth, después de todo. Una pobre mujer galilea. Por cierto, tampoco es probable que el bebé Jesús tuviese el pelo rubio.

Esta tendencia es tan fuerte que, cuando trabajé con refugiados en el este de África, un artista refugiado etíope continuó enseñándome pinturas de Jesús, hombre blanco y de María, la blanca, porque así le habían enseñado. Cuando le sugerí pintar a Jesús y María como negros, al principio lo rechazó. Al final me enseñó hermosas imágenes de Jesús y María como etíopes. Esto era todavía más sorprendente porque existe una larga tradición de, exactamente, esta clase de imágenes en su país. Pero Jesús el blanco era lo que le habían enseñado (oh, sorpresa) sacerdotes blancos.

En Jesús, Dios se hizo humano. Lo que significa que tenemos que tomarnos la humanidad de Jesús en serio: era un carpintero galileo del siglo I. ¿Qué apariencia tenía? No la idea de Warner Sallman. (Dejaré aparte la apariencia de Su cuerpo glorificado después de la Resurrección pero, en todo caso, era "Él"). Por tanto, es esencial recordar de dónde procedía Jesús de Nazareth, qué aspecto presentan hoy los habitantes de esa zona y cuál presentaban, probablemente, en el siglo I. No era blanco, al menos en el sentido "ario" de la palabra, ni lo era María, ni lo eran los apóstoles. Todos ellos eran judíos.

Pero quiero decir algo más: las imágenes de Jesús deben ser inculturadas en cada cultura. Porque Dios no vino al mundo simplemente como galileo, sino como ser humano. Por eso me gusta ver imágenes de Jesús en cada cultura y con cada matiz. Como la hermosa serie "Jesús Mafa".




O el conocido "Jesús del Pueblo" de Janet McKenzie.





O una de mis imágenes favoritas, la escena de la Cruz en la Facultad Hekima de Nairobi, Kenia, de Englebert Mveng, SJ, ante la que he rezado muchas veces.





¿Deberíamos cancelar la imagen de Jesús "el blanco"? Si eso significa destruir imágenes, no. No me gusta la idea de destruir imágenes de Cristo. En cambio, deberíamos promover imágenes de Cristo inculturadas en las culturas en las que Él ahora vive. Está resucitado y se encuentra en todos los lugares. Eso significa que también deberíamos tener a Jesús negro en iglesias de blancos, como un recordatorio de quién fue y de quien es hoy Jesús. Porque a Jesús se le encuentra en aquellos que están fuera de tu zona de confort. Recuerda: en la parábola del Buen Samaritano, es "el otro", el "extranjero", el que ayuda.

Pero más importante que las imágenes pictóricas de Jesús que utilicemos (que importan, por supuesto) es ver a Cristo vivo en cada persona. Especialmente en aquellos que están en los márgenes, los perseguidos o los victimizados de cualquier forma. Cristo vive en ellos. 

En resumen, pediría imágenes más fieles a la verdad histórica de Jesús y más imágenes de Jesús en cada cultura. Pero, lo que es más importante, pediría un mayor esfuerzo por encontrar a Cristo en cada persona. Porque cada uno de nosotros es una imagen Suya. 


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