Ven, Espíritu de Dios

Ven, Espíritu Santo,
ven, Espíritu de Dios,
ven con Tu paz, con Tu poder, con Tu luz,
ven con perdón, valentía y esperanza.

Ven, Espíritu de Dios,
únenos con Cristo Resucitado,
devuélvenos con el Padre de Jesús,
que juntos Te derramen cada día en nuestros corazones.

Ven ahora a nuestro mundo sufriente,
enfermo por un virus asesino
y amenazado en todo lugar por la muerte silenciosa,
pero más cruelmente entre los más pobres de Tus hijos.

Ven a nuestros primeros cuidadores, nuestros médicos,
enfermeros y personal sanitario,
los hombres y mujeres que preservan el orden cívico,
nos protegen del fuego y nos dan la comida.

Ven ya a los corazones y a las mentes
de los científicos que buscan una vacuna para la pandemia,
a cuantos les ayudan en su trabajo, llénalos
por igual de paciencia y de compromiso.

Consolador, te llamamos, Consejero,
Auxilio, Abogado y Paráclito.
Ven ahora también a las fronteras de nuestro mundo
-entre Grecia y Turquía, entre la República Centroafricana y Kenia,
entre Myanmar y Bangladesh-
donde millones y millones de hombres, de mujeres,
de niños, indefensos ante el virus,
han huido de la violencia, ahora están sin hogar ni refugio-
Tus hijos e hijas, en tal dolor, nuestros refugiados.

Con Tu don, la comunidad de creyentes
que vino a ser llamada Iglesia nació.
Fortalécenos para ser signo eficaz para toda
la humanidad para que sea una, una comunidad de apoyo mutuo,
y un sacramento de salvación por medio de Tu poder amoroso,
unido eternamente al Santo Misterio
que nos da a Jesús, el Resucitado de entre nosotros, para traer
a nuestro mundo sufriente pero hermoso a casa para siempre.

Amén

Por Leo O Donovan, SJ. Traducido de America Magazine

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