Tu historia iluminará a otras generaciones
Tiene 36 años, es fraile franciscano y da clase de
ciencia a hasta 80 alumnos a la vez en una zona pobre de Kenia. Pero
ahora, el hermano Peter Tabichi se ha alzado con el Global Teacher Prize, el "premio Nobel de Educación",
el cual supone un premio de un millón de dólares y es prueba, dice el
maestro, de que "amanece en África. Los cielos están despejados. El día
es joven y hay una página en blanco por escribir. Este es el momento de África".
A
pesar de la falta de recursos, el docente armó un grupo de diseño de
proyectos de investigación de
excelente calidad. A tal punto, que más de
la mitad de las propuestas califican para las competencias nacionales e
internacionales.
El religioso comenzó dando clase en
un centro privado, pero pronto se concienció de que hacía más falta en
una comunidad más pequeña. La clave de su éxito académico está en el club de ciencia que ha montado, en el que anima a los chicos a experimentar pese a sus escasos medios.
"Las nuevas generaciones no van a tener expectativas
bajas. África va a producir científicos, ingenieros y empresarios que
serán famosos en todos los rincones del mundo, y las mujeres van a tener un enorme protagonismo",
augura. Sus estudiantes han diseñado un método para que los ciegos
puedan medir, y han aprovechado una planta para generar electricidad.
Los
fines de semana Tabichi, que se mueve en moto por las carreteras sin
asfaltar, enseña a las familias a cultivar de forma más eficiente y
ecológica sus semidesérticas tierras. Y trata de sembrar la concordia en una tierra en la que la tensión entre las siete tribus terminó en una masacre en 2007. Por ese motivo creó también un club de la paz en el que se debate y se hacen actividades juntos.
Tabichi, que se quedó sin madre a los 11 años, solo había salido una vez de su país, a la vecina Uganda, antes de aterrizar en Dubái,
capital de la ostentación y el lujo extremo. Toda una aventura en avión
—nunca había tomado uno— que compartió con su padre, que fue su maestro
en la escuela y es su referente cuando se pone delante de un encerado.
Sus tíos y primos también son maestros. Por eso, al pronunciarse su
nombre como ganador, el profesor keniano quiso que los focos de la sala también se centrasen en su padre y le agradeció haberle inculcado valores cristianos.
"Este
premio no me reconoce a mí, sino a la gente joven de ese gran
continente. Estoy solo aquí porque mis alumnos lo han logrado. Este premio les da una oportunidad, le dice al mundo que ellos pueden ser lo que quieran", aseguró este domingo al recoger un trofeo.
El
maestro, que en los días previos vistió de sport, se puso para la gala
el hábito de la orden de San
Francisco de Asís, que se ciñe a la cintura
con un cordón franciscano de tres nudos para representar la pobreza, la
castidad y la obediencia. Un atuendo espartano e insólito en una
ceremonia galáctica presentada por la estrella de cine australiana Hugh Jackman, presidida por el primer ministro de Emiratos Árabes, Mohammed Bin Rashid Al Maktoum,
y con sus nueve contrincantes de los cinco continentes ataviados con
trajes de noche. Al acto no faltó, a través de un vídeo grabado, el
presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta: "Peter, me das esperanza de que los mejores días de África están cerca. Tu historia iluminará a otras generaciones".
Al Global Teacher Prize se han postulado este año 10.000 candidatos de 177 países.
Tras una primera criba quedaron 50 semifinalistas y al desenlace
llegaron 10 con perfiles muy distintos, pero siempre con un compromiso
muy grande con una comunidad estudiantil rodeada de problemas.
Tabichi
es el primer hombre que vence, antes lo hicieron cuatro mujeres —ellas
son mayoría en la docencia— y en las quinielas entraban los nombres de
dos latinoamericanos (Débola Garofalo y Martín Salvetti), pues el
subcontinente aún no ha sido premiado pese a tener muchos
semifinalistas.
Por Cameron Doody. Publicado en Religión Digital
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