De extorsiones y abusos de poder
En tiempos de Juan el Bautista, muchas personas habían perdido la
esperanza. Creían que no podían salvarse porque no cumplían la ley a
rajatabla. No podía librarse de la tiranía de los romanos porque eran un
pequeño pueblo frente a un imperio. ¿Qué podían hacer?
Juan les reaviva la esperanza, pero el pueblo quiere que les muestre
el camino para que sea posible ese cambio profundo que les anuncia. Por
eso, es tan oportuna la pregunta que le formulan: ¿Qué debemos hacer?
En primer lugar, dice Juan, compartir con quien no tiene. En tiempos
del Bautista y ahora. Él iba vestido con la piel de un animal y en su
escudilla había unos cuantos saltamontes como menú. Su vida y su
predicación eran coherentes. La coherencia facilita el cambio social.
A los publicanos los coloca en su sitio. Una cosa es cobrar los
impuestos legales y otra abusar como lo hacían, para enriquecerse ellos.
Había padres de familia que se vendían como esclavos para pagar los
impuestos. Los publicanos colaboraban con los romanos a cambio de
grandes beneficios.
Hoy, mientras los bancos y las multinacionales sigan aumentando sus
beneficios a este ritmo, a costa de recortes sociales, desahucios
inhumanos, peligros para la salud, etc. no habrá cambio social. A los
sumo, “maquillaje de la situación” en medio de escandalosas
desigualdades sociales. Cubrimos con “vendas de Cáritas” las heridas que
provoca la injusticia social cada día.
Los soldados no querían ser destinados a Israel, preferían trabajar
en Roma o en otros países dominados por el imperio. Los historiadores de
la época han dejado constancia de que Roma hacía la vista gorda con los
atropellos que cometían. Se divertían pisando los derechos humanos. El
trato que dieron a Jesús en la pasión es una buena prueba de ello.
Dos mil años después, sigue habiendo extorsiones, falsas denuncias y
abuso de poder en quienes deberían usar la fuerza para defender los
derechos humanos, sin discriminación. Además, se están extendiendo
grupos políticos que ofrecen una “filosofía de la violencia” para
hacernos creer que hay que levantar unas fronteras que Dios no ha
puesto. Nos recuerdan que tenemos derechos por ser blancos, europeos y
burgueses y que ejercer esos derechos pasa por negar los de otros
ciudadanos del mundo. Me pregunto ¿irán a Misa a dar gracias a Dios,
porque han sido elegidos para ser su vox en la sociedad?
Nuestro ego, con sus altibajos, miedos y trampas también nos indica
el camino: ¡haz lo que te dé la gana! Pero esa gana es insaciable y nos
convierte en personas con “obesidad mórbida de ego”… y luego es muy
difícil perder peso.
Juan reavivó la esperanza. Hoy, tú y yo, estamos llamad@s a
reavivarla. ¿Cuáles son las fuentes de esperanza en las que bebemos cada
día?
¿Quién nos ha dicho, a lo largo de 2018, lo que tenemos que hacer?
¿Qué espacios y tiempos nos han ayudado a conectar con el Maestro y la
voz de la conciencia? ¿Qué personas y grupos, con sus cantos de sirenas,
nos han querido embaucar en proyectos y actitudes que no son los de
Jesús de Nazaret y su causa? ¿Quiénes nos han ayudado a discernir, para
vivir un proceso continuo de conversión y generar un cambio social? ¿Qué
podemos mejorar o transformar en la comunidad cristiana?
Acabamos con las palabras de Juan Bautista: ¡Que en 2019 seamos bautizad@s con Espíritu Santo y fuego!
Por Marifé Ramos. Publicado en Fe Adulta
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