¿Dónde está la Iglesia?
No me extraña que tanto jaleo mediático acabe confundiendo a muchos.
Supongo que es comprensible que con tanta noticia y confusión haya quien
se pregunte por los curas, y supongo que también por las monjas, los
laicos y laicas... si es que va a ser verdad eso de que los medios hacen
realidad y habrá quien esté perdiendo perspectiva. Que no, que no, no
nos liemos, que hay mucha más Iglesia, y mucho más radical y
auténtica de lo que se pinta ahí fuera. Hoy, quien quiera conocer la
verdad, tiene que moverse y buscar testigos, no altavoces cargados de ideologías.
Me hubiera encantado que esa pregunta se la hagan a los niños que
cargan cajas en el mercado de Mfoundi, en Yaoundé –Camerún–, pues seguro
que hablan del Padre Alfonso, de Zamora, que lleva trabajando más de 40
años en un Hogar de la Esperanza para estos invisibles niños de la
calle. O que pregunten a los refugiados en el campo de Kakuma, noroeste
de Kenia, que seguro señalarán a Pau, catalán que con sus poco más de 35
años, estrena su sacerdocio en pleno desierto con estas poblaciones
olvidadas. O que les pregunten a los campesinos en Massisi, en el Kibu
Norte –Congo– que seguro que reconocen a la hermana Inés, una vasca
decidida que acompaña con todo su equipo a quienes la guerra desplaza
dentro de su mismo país. O que le griten estas consignas a los pastores
de Mongo, en la zona de Guera –Tchad– y obtendrán sonrisas al hablar de
Nicolás, por ejemplo, laico de Pamplona con casi 50 años que invierte
sus años más productivos en coordinar redes de escuelas comunitarias
para los más pequeños, curiosamente para una mayoría musulmana...
Y no haría falta irse tan lejos, pues ejemplos de Iglesia entregada y
volcada en acompañar lo ordinario no nos faltan ni en nuestros mismos
barrios. Pero es que he trabajado durante años con instituciones de
Iglesia en más de 20 países africanos, he podido visitar sus trabajos y
equipos de forma constante, y a veces me ofenden algunas
generalizaciones. Lo digo porque lo he visto: en los lugares más remotos
del continente africano, en los contextos más complejos y abandonados,
uno se encuentra a multitud de misioneros y misioneras de Iglesia que
están dando su vida junto a los olvidados, invisibles, desplazados y
pequeños del mundo. Y ojo, ellos no nos piden nada, soy yo el que hoy
clama su ejemplo,
porque estos cuatro casos son tan Iglesia española como cualquiera. Eso
sí, quizá menos sonados, pero seguro más ejemplares, radicales y
evangélicos... porque no todo es lo mismo, por mucho que algunos lo
quieran poner así.
Creo que hace días alguien se preguntaba dónde están los curas. Una
pena no estar en Mérida para responder. Porque tiene que decirse, que
hay mucha Iglesia que aún está muy en forma, muy entregada, muy
evangélica... sólo hay que saber a quién preguntar.
Por Dani Villanueva, SJ. Publicado en Fe Adulta
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