El sentido de la Resurrección que nos enseñan los iconos de Oriente

Una de las mayores tragedias del cristianismo es la continua división entre las Iglesias de Oriente y de Occidente. Los papas y los patriarcas a menudo se encuentran para tratar de disolver esta barrera, pero todavía hay sospechas y sentimientos de superioridad teológica en ambos lados que nos privan de una fe más rica de la que podría encontrarse en nuestro amor compartido por Cristo.

Pascua de Resurrección: cómo el oeste perdió y el este conservó la visión original de la Pascua, acerca un paso al este y al oeste. Sus autores, John Dominic Crossan y Sarah Sexton Crossan, lo hacen mostrándonos expresiones teológicas visuales de nuestro pasado cristiano mutuo. Comparten con nosotros elementos específicos de las imágenes y de la Escritura que nos pueden conducir a una comprensión más plena de lo que la resurrección de Cristo significa para toda la humanidad.

El libro es una mezcla de guía de viaje, de manual de historia del arte, de historia de la Iglesia y de teología, ya que los autores examinan antiguas imágenes de la Resurrección de Cristo en el este y en el oeste. Los Crossan son útiles guías de viajes que ofrecen a los lectores magníficas imágenes y comentarios provocadores. Sarah es una veterana fotógrafa y artista visual. John es el autor de más de veinte libros, profesor emérito de la Universidad de Paul y un reconocido académico bíblico cuyos retratos del Jesús histórico a menudo han sido controvertidas.

Este proyecto se desarrolló a partir de la curiosidad de los Crossan por la imagen de la Resurrección en una iglesia de la Capadocia del siglo XI. A diferencia de la imagen solitaria del Cristo triunfante que se ve habitualmente en las iglesias de occidente, este icono turco muestra a Jesús rodeado por otros. Esto les condujo a preguntarse si el cristianismo occidental desarrolla una resurrección individual de Jesús, mientras que los iconos de la Iglesia de oriente muestra una resurrección universal para Jesús y, conjuntamente, para toda la humanidad.

Esta pregunta les lanzó a una búsqueda que corrió por Bizancio, Grecia, el Tigris siriaco, el Neva Ruso y el Nilo Copto. El duo realizó más de veinte viajes de investigación durante quince años para documentar imágenes y recopilar información sobre las versiones supervivientes de la resurrección de Cristo, aunque los autores prefieren utilizar la palabra griega anastasis, que literalmente significa "levantamiento".

Según el comentario de John, "Estas imágenes son, bastante simplemente, teología visual y retan a la teología verbal a que la explique -si puede-".

En sus propios esfuerzos para explicar esas imágenes, Crossan formula preguntas evocadoras sobre la naturaleza de Cristo, el objetivo de Su muerte y de Su resurrección y lo que tales cosas finalmente significan para la existencia humana y la salvación. Él explica que el énfasis del libro sobre la iconografía universal sobre la individual para la resurrección de Cristo es "educación para nosotros cristianos occidentales".

La imagen común occidental de la resurrección nos muestra a Cristo como una figura triunfante pero singular. Si hay algún otro humano presente, es como mucho los guardas dormidos junto a la tumba. Crossan afirma que la imagen de un Cristo triunfante solitario no nos cuenta la historia completa. No expresa la enormidad cósmica de la Cruz y de la Resurrección en su relación con la vida humana.

El icono oriental común de la anastasis nos muestra a Cristo alcanzando las puertas del infierno, generalmente con dos grandes puertas rotas en forma de cruz y un Hades o Satán personificado conquistado bajo Su pie. El elemento clave en este icono es Cristo sujetando firmemente la muñeca de Adán, llevándolo con Él mientras asciende al cielo. Eva también es casi siempre representada y a veces también se la muestra siendo llevada de la mano de Cristo. David, Salomón, Juan el Bautista y varios otros personajes también son mostrados a veces. En todas las versiones, es claro que Cristo ha conquistado el Hades y está rescatando las almas encarceladas por la muerte.

Los autores comienzan el sexto capítulo de su libro con una cita de la "Homilía Pascual de San Juan Crisóstomo". Este libro, escrito a finales del siglo IV o comienzos del V, se lee con alegría al final de cada liturgia pascual ortodoxa. Solo una breve cita del sermón se contiene en el libro, pero si la citamos algo más extensamente se ayuda el argumento de Crossan sobre la universalidad de la resurrección de Cristo:

Que nadie se angustie por caer una y otra vez; porque el perdón ha ascendido de la tumba. Que nadie tema a la muerte, porque la muerte de nuestro Salvador nos ha hecho libres. La ha destruido pasando por ella. Destruyó el Hades cuando descendió a él. Lo venció cuando lo probó con Su Carne. Ha sido vencido, ha sido aniquilado. Ha sido vencido, ha sido hecho cautivo. Tomó un cuerpo y descubrió a Dios. Tomó la tierra y encontró el cielo. Tomó lo que vio y fue derrotado por lo que no vio. Cristo ha ascendido y la tumba ha sido vaciada de la muerte.

Crossan afirma que la imagen de la resurrección universal es un retrato más adecuado teológicamente de la resurrección de Cristo y utiliza su considerable conocimiento de la historia bíblica para apoyarlo. Este libro tal vez suscite alguna sorpresa o controversia entre los cristianos católicos romanos. Sin embargo, los lectores ortodoxos tal vez digan simplemente: "¡Por fin!".
El hecho de que los Crossans puedan presentar sus imágenes y análisis como algo novedoso para los
lectores occidentales muestran qué lejos todavía siguen estando la cristiandad oriental y la occidental. Un icono de la anastasis se encuentra en cada Iglesia ortodoxa en todo el mundo, así que el curioso no necesita viajar lejos.

Incluso aunque los Crossans hayan descubierto lo que estaba oculto a plena vista, su trabajo es valioso porque trae al diálogo a la teología oriental y a la occidental por medio de imágenes fascinantes y de comentarios accesibles. Los autores recuerdan a los fieles latinos lo que los creyentes ortodoxos han abrazado durante siglos: la Resurrección de Cristo fue un acontecimiento universal, comunitario. No fue con el fin de dejarnos abobados con Su Divina Gloria, sino de que nosotros -los nuevos Adán y Eva creados a imagen de Dios- pudiésemos ascender y vivir plenamente a la luz de la bondad divina.

Por Melissa Jones. Traducido del National Catholic Reporter

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