Dios no se olvida de nosotros jamás
Confesarse no es sólo limpiar la suciedad. "Vamos a recibir el abrazo de amor de este Dios fiel, que nos espera siempre.
¡Siempre!". El Papa Francisco recordó esta mañana en Santa Marta que
"cuando nosotros nos acercamos al sacramento de la penitencia, por
favor, no pensemos que vamos a la tintorería a quitar la suciedad".
Y es que el Señor tiene un "amor visceral" que no le permite
olvidar. Y para hacer comprender esto el pontífice recordó que en la
Argentina, con ocasión del día de la madre, se suele regalar a la propia
mamá una flor llamada "No-me-olvides", que tiene dos colores: un azul
suave, para las mamás vivas, y el violeta, para las madres difuntas:
"Así es el amor de Dios, como el de la mamá. Dios no se olvida de nosotros. Jamás.
No puede, es fiel a Su alianza. Esto nos da seguridad. De nosotros
podemos decir: ‘Pero, mi vida es tan mala... Me encuentro en esta
dificultad, soy un pecador, una pecadora...'. Él no se olvida de ti,
porque tiene este amor visceral, y es padre y madre".
Por lo tanto, destacó el Papa, se trata de una fidelidad que lleva a
la alegría. Y añadió que al igual que para Abraham, nuestra alegría es
exultar en la esperanza porque "cada uno de nosotros sabe que no es
fiel", pero Dios sí lo es, reafirmó el Santo Padre. E invitó a pensar en
la experiencia del Buen Ladrón:
"Dios fiel no puede renegar de sí mismo, no puede renegar de
nosotros, no puede renegar Su amor, no puede renegar a Su pueblo, no
puede renegar porque nos ama. Ésta es la fidelidad de Dios.
Cuando nosotros nos acercamos al sacramento de la penitencia, pero por
favor no pensemos que
vamos a la tintorería a quitar la suciedad. No.
Vamos a recibir el abrazo de amor de este Dios fiel, que nos espera
siempre. Siempre", recalcó Bergoglio.
En referencia al Evangelio del día en el que el evangelista Juan nos
dice que los doctores de la ley habían recogido piedras para tirarlas
contra Jesús. Se habla de piedras para matar -recordó el Papa- para "oscurecer la verdad de la Resurrección". Y, en conclusión, Francisco volvió a referirse a la exhortación central de su homilía:
"Él es fiel, Él me conoce, Él me ama. Jamás me dejará solo. Me lleva
de la mano. ¿Qué más puedo querer? ¿Qué más? ¿Qué debo hacer? Exulta en
la esperanza. Exulta en la esperanza, porque el Señor te ama como padre y
como madre".
(A través de Religión Digital)
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