Cambia tu manera de pensar
Seguimos con el evangelio de Marcos que vamos a leer durante todo
este año. Es el primero que se escribió y tiene aún la frescura de los
comienzos. Es el más conciso. No tiene grandes discursos de Jesús ni
cuenta muchas parábolas. Le interesa sobre todo la vida cotidiana de
Jesús. Su actitud vital para con los pobres y oprimidos es la verdadera
salvación. Las curaciones y la expulsión de demonios, entendidos como
liberación, son la clave para comprender el verdadero mensaje de
salvación de este evangelio.
Cuando arrestaron a Juan. Quiere resaltar el
evangelista que Jesús va a continuar la tarea del Bautista, pero a la
vez, deja clara la diferencia. ¡Recordad! Los datos cronológicos no
tienen importancia en la elaboración de un “evangelio”. En el evangelio
de Juan, después de haber narrado el seguimiento de los primeros
discípulos. Después de contarnos la boda en Caná, la purificación del
templo y el encuentro con Nicodemo, nos dice que Jesús fue con sus
discípulos a la región de Judea y bautizaba allí, a la vez que Juan
estaba bautizando en otro lugar y dice: esto ocurrió antes de arrestar
Juan.
Llegó Jesús a Galilea. Está claro que el evangelista
quiere desligar la predicación de Jesús de toda connotación oficial.
Lejos de las autoridades religiosas, lejos del templo y de todo lo que
significaba ambas cosas. Galilea era tierra fronteriza y en gran parte
habitada por gentiles. Esto para un judío era, de entrada, una
descalificación.
Se puso a proclamar la “buena noticia” de parte de Dios. Había
empezado él su evangelio diciendo que se trataba de exponer los
orígenes de la “buena noticia de Jesús”. Estos textos son los que dieron
origen a la palabra “evangelio”, cuyo género literario se inaugura con
el escrito de Marcos. Jesús no espera, como Juan, a que la gente venga a Él.
Se ha cumplido (colmado) el kairos. En la fiesta de
Año Nuevo, hablamos del significado de “Cronos” y “kairos”. Aquí el
texto dice kairos, es decir, se trata del tiempo oportuno para hacer
algo definitivo. No es que algún cronos sea especial. Cualquier cronos
lo podemos convertir en kairos si nuestra actitud vital es adecuada. El
texto nos está recordando que todo los Kairos se han concentrado en el
que ahora está presente.
Está despuntando el Reino de Dios. Esta expresión es
la clave. No se trata de que Dios reine. Se trata de que Dios se haga
presente entre nosotros, gracias a las actitudes de los seres humanos.
Jesús hace presente ese Reino, que es Dios, porque sus relaciones con
los demás, basadas en el amor y la entrega, hacen surgir en cada
instante a Dios. Dios es amor, de modo que está allí donde exista una
verdadera empatía y compasión. Ese Reino está ya presente en Jesús que
fue capaz de hacer presente a Dios, amando.
¡Cambiad de mentalidad! “Convertíos”, no expresa
bien el sentido del texto, porque hemos inventado un concepto de
conversión que no está en el original. Para nosotros convertirse es
salir de una situación de pecado. Lo que pide Jesús es una manera nueva
de ver la realidad que no tiene por qué partir de una situación
depravada. Es más, el cambio se exige como actitud que no de debe
abandonarse nunca. “Metanoeite” significa cambia de rumbo, cambia de
mentalidad, no significa hacer penitencia.
La llamada de los discípulos a continuación les obliga a hacer su
personal cambio de rumbo (metanoya): “Dejan la barca y a su padre y le
siguieron”. Aquí debemos hacer todos, un serio examen de conciencia.
Cuantas veces hemos descubierto nuestros fallos y nos hemos conformado
con ir a confesarlos, pero no hemos cambiado el rumbo. ¿De qué puede
servir toda esa parafernalia, si continuamos con la misma actitud?
Tened confianza en la buena noticia. La traducción oficial del griego “pisteuete” nos puede llevar a engaño. No se trata de creer la noticia, sino de confiar en que es buena noticia para
nosotros. Tanto en el AT como en el nuevo, la fe no es el asentimiento a
unas verdades, sino la confianza en una persona. Si la buena noticia
que Jesús predica, viene de parte de Dios, podemos tener confianza plena
en que es buena.
También debemos recordar que, por extraño que parezca, “euangelio” no
significa “evangelio”. Nosotros hemos colocado detrás de la palabra
evangelio, un concepto muy concreto y preciso. Evangelio = uno de los
escritos de las primeras comunidades donde intentan expresar lo que
Jesús vivió y predicó. Hemos caído en un monumental fraude. Hemos
confundido el estuche con la joya que debía contener. Aquí “euangelio” significa esa estupenda noticia que Jesús descubrió y nos comunicó de parte de Dios.
A la llamada de Jesús que acabamos de comentar, corresponden las
primeras respuestas personales, de parte de unos simples pescadores sin
preparación alguna, que se fiaron detrás de Jesús. Es muy significativo
que el primer instante de su andadura pública, Jesús cuenta con personas
que le siguen de cerca y están dispuestas a compartir con Él Su manera
de entender la vida. La comunidad, por muy reducida que sea es clave
para poder emprender una vida cristiana.
Darse cuenta de que hemos emprendido un camino equivocado es la
única manera de evitarlo. Cada
vez que rechazamos un camino falso, nos
estamos acercando al verdadero. Todos tenemos que convertirnos porque
todos estamos haciéndonos. Convertirse es rectificar la dirección para
que apunte mejor a la meta. Pecado en el AT era errar el blanco. Da por
supuesto que intentas dar en el blanco, pero te has desviado. Somos
flechas disparadas que tienden a desviarse del blanco y que
constantemente tienen que estar contrarrestando esas fuerzas que nos
distorsionan.
Convertirse no es abandonar el mal por el bien, porque el mal y el
bien en el ser humano, no se pueden separar nunca del todo. Para el
maniqueísmo está todo demasiado claro: Son realidades distintas que
deben estar separadas. Nunca hemos superado esa tentación. La realidad
es muy distinta: ni el bien ni el mal se pueden dar químicamente puros.
Siempre que trazamos una línea divisoria entre el bien y el mal, nos
estamos equivocando. Lo que llamamos mal no tiene entidad propia, es
solo ausencia de bien.
El mal (ausencia de perfección) no es un accidente,
sino que pertenece a la misma estructura del hombre. Sin esa limitación,
que hace posible el error, pero que también hace posible el
crecimiento, no habría persona humana. La hondura del misterio del mal
está precisamente ahí. Del mismo mal surge el bien, y el mal acompaña
siempre al bien.
Con frecuencia necesitamos la advertencia de alguien que nos saque
del error en que estamos. Aún con la mejor voluntad, podemos estar
equivocados. Las mayores barbaridades de la historia se hicieron en
nombre de Dios. Aún caminando hacia la meta, siempre estaremos
necesitados de rectificar la dirección. Tenemos que aprender de los
errores. Como seres humanos, no tenemos otra manera de progresar.
Por Fray Marcos
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