Siempre es más oscuro antes de amanecer

Del morado al rosa y del rosa al blanco. Viajamos litúrgicamente de una historia luto, de pérdida, de lucha, a una nueva, alegre y esperanzada. Nos movemos desde el final de los tiempos a un tiempo nuevo que está lleno de invitaciones y posibilidades. Piensa en ello. Cuando alcanzamos el día más oscuro del año, recordamos la promesa de luz de Dios. Estas mezclas producen un nuevo color, una nueva historia y una nueva esperanza, si las aceptas: una vestimenta de color rosa.

Nuestra tradición y nuestra liturgia nos recuerdan esta mezcla cuando tomamos una copa de vino y añadimos una gota de agua al preparar la Cena del Señor. El presidente de la celebración reza: "Por el misterio de este agua y de este vino, que lleguemos a compartir la divinidad de Cristo, que se humilló a compartir nuestra humanidad".

Esta ciencia imperfecta nunca puede realmente volver a la separación inicial. Separar el agua del vino no es posible. La misma combinación de vino y agua ha creado un nuevo símbolo, una nueva creación.

Rezo, obro y vivo con esta anticipación de color rosa para mi Iglesia. El suspiro de mi vocación se amplifica cada domingo de Gaudete al invitarme Dios a ser amado, a experimentar la libertad en ese amor y a llevar la libertad a los demás. Esta lectura de Isaías se convierte en el grito de batalla del amante de la justicia:

El espíritu de Dios está sobre mí:
porque me ha ungido el Señor;
me ha enviado a dar buenas noticias a los pobres, 
a curar a los quebrantados de corazón,
para proclamar la libertad de los cautivos
y liberar a los prisioneros, 
para proclamar un año de gracia del Señor
y el día de venganza de nuestro Dios.

En un tiempo de identidad que se usa no para unir, sino para dividir, de abuso regular y sistemático del poder y de codicia, consumismo e irresponsabilidad creciente, escribo desde la esperanza de que el morado e incluso de un poco de blanco se llegue al rosa que vuelve al morado solo para tornar más plenamente al blanco. Dejadme explicar.

Como cantaba Florence and The Machine, "Siempre es más oscuro antes del amanecer", me sumo a un número de observadores en la experiencia de esta verdad. La lucha en nuestras vidas es tan real que cualquier tenue luz de esperanza causa tal conmoción que desencadena el combate sistemático de las fuerzas de la oscuridad. Alguno puede pensar que esta teoría se puede aplicar a nuestro actual momento histórico: nuestro mundo ha vivido a través de tanta tragedia, grandeza y división. Nuestros últimos años parecían marcar la ruptura de la tradición de poder y riqueza solo en manos de unos pocos, de identidad nacionalista cerrada, de exclusión del diferente, de machismo y racismo aceptado. Pero en los últimos tiempos parece que volvemos a la perspectiva tradicional de identidades excluyentes y poderosos que tiranizan, pero tal vez solo sea para abrir camino a la próxima celebración de una verdadera Navidad. En palabras de Gaudete: morado durante siglos y unos años o décadas de blanco de luz, entonces una vuelta al "morado" solo puede significar una cosa- esperanza, una esperanza sostenida en lo que viene-.

Y por eso traigo a la oración a todos aquellos cuyas identidades, inherentes, transitorias o circunstanciales se mezclan en la copa de la Iglesia justo lo suficiente para cambiar nuestra Iglesia para siempre y nos urjo a todos a una nueva narración, no a una vuelta a la narrativa antigua, caduca, dañina.

El Espíritu de Dios está sobre mí,
porque el Señor me ha ungido.

¿A quién ves en ese mí? ¿Te vés a ti mismo en ese mí?

Este "mí" es ungido sacerdote, profeta y rey y es inherentemente respetado y dignificado.

¿Incluye este "mí" identidades que no son la culturalmente dominante? ¿Desde la identidad transitoria de ser un joven adulto o un ciudadano mayor o estar desempleado o ser rico a la identidad inherente que racializa nuestro patrimonio cultural?

¿Qué tal si todos recibimos la unción de Dios y proclamamos el Espíritu de Dios sobre nosotros?

Me ha enviado a dar buenas noticias a los pobres,
a curar a los quebrantados de corazón.

¿Cuáles son las buenas noticias? ¿Qué es curar?

¿Quienes son los pobres y los quebrantados de corazón?

¿Qué es verdaderamente liberador al escucharlo de los demás? ¿De Dios? ¿Qué experiencia de sanación necesitas para sentirte pleno y santo de nuevo? ¿Podemos ser nuestros propios agentes de justicia y cuidado o nuestra llamada es a ofrecer atención y cuidado a los demás?

Para proclamar la libertad de los cautivos
y libertar a los prisioneros.

¿Cómo se comprende la libertad? ¿Quienes son los cautivos?

¿Qué es la auténtica liberación? ¿Quienes son los prisioneros? ¿Cuál es la trayectoria de su arresto?

¿Que nos impide ser hijos libres de Dios? ¿Cómo podemos proclamar y liberar? ¿Qué palabras o gestos hemos de hacer públicos? ¿Qué acciones debemos tomar para dar a los demás una experiencia de libertad?

Para anunciar un año de gracia del Señor
y el día de venganza de nuestro Dios.

¿Alguna vez has experimentado un momento de claridad cuando la justicia de Dios se ha hecho patente en el mundo, coloreando tu vida con amor, plenitud, unidad y paz? ¿Puedes imaginarte esta experiencia desde uno de aquellos que están en la periferia de nuestra sociedad? ¿Puedes asegurar que reconoces tu propia unción, deber y capacidad de responder en este amor?

Afirmemos nuestra propia mezcla en el Cuerpo de Cristo y convirtámonos en los representantes de Dios mientras esperamos al mayor de todos Sus portavoces, nuestro hermano, Jesús.

Por Jocelyn Sideco, con adaptaciones. Traducido del National Catholic Reporter

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