He aquí, Divina Felicidad, Jesús el Redentor

Oh vosotros que en la oscuridad
buscáis al Dios de verdad:
elevad vuestros ojos hacia el negro cielo.
Es para vosotros una santa espera,
el gran milagro se ha cumplido:
Dios se ha hecho presente en nuestra noche.
He aquí, Divina Felicidad, Jesús el Redentor.

Viene a cargar con nuestro dolor,
con los pesos que aprisionan nuestro corazón,
viene a librar nuestros duros combates
y a dirigir nuestros débiles pasos.
Él es la vida y el perdón,
el amor brilla sobre Su rostro.
He aquí, Divina Felicidad, Jesús el Redentor.

¡Cantemos a Aquel que viene a nosotros, adorémosle, postrémonos!
¡Ofrezcamos al Rey celestial nuestro corazón y nuestra fe!
Para todos Su Nombre será bendito y todos le mirarán.
He aquí, Divina Felicidad, Jesús el Redentor

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