Teología del apocalipsis zombie

Salvo que hayas permanecido bajo una roca durante los últimos veinte años o más, serás consciente del exceso de libros, películas y espectáculos televisivos sobre zombies que se han extendido por el mundo. (Por cierto, "bajo una roca" es probablemente un gran lugar en el que permanecer en caso de apocalipsis zombie). Dada su popularidad, era inevitable que alguien por fin analizaría la teología subyacente a la tendencia -y Greg Garrett ha hecho exactamente eso-.

Para ser exactos, Viviendo con los muertos vivientes: La sabiduría del apocalipsis zombie no es solo sobre teología. Garrett describe su estudio como un ataque desde un triple foco desde los frentes literario, antropológico y teológico. Disecciona "La noche de los muertos vivientes", "Zombies party", "The walking dead" y compañía para ver no solo lo que las historias nos están contando, sino a qué necesidades culturales y espirituales sirven para ganarse la popularidad de la que disfrutan.

Es una gran tarea, pero Garrett, profesor de filología inglesa en la Universidad de Baylor, escritor residente en el Seminario del Suroeste y predicador laico de la Iglesia Episcopal, está altamente cualificado para el trabajo. Él es también el autor de varios libros sobre el papel de la religión en la cultura "pop", incluidos "Santos superhéroes: explorando lo sagrado en los comics, las novelas gráficas y las películas" y "El Evangelio según Hollywood", así que encontrar los vínculos entre los zombies y las creencias cristianas entra dentro de su especialidad.

Considerando la inabarcable cantidad de productos culturales relacionados con los zombies disponibles, Garrett es capaz de crear un libro fácilmente leíble y disfrutable. Partiendo de la idea de que las historias de zombies alcanzan los picos de popularidad durante los "tiempos de gran agitación y convulsión", Garrett especula sobre que los muertos vivientes invadieron la conciencia colectiva después del 11S porque las audiencias necesitaban una percha en la que recordar lo que significa ser humano en un clima social y político cambiante.

Pero los zombies en sí mismos no son los únicos en el elenco de personajes de sus obras, según Garrett, y aquí es donde ofrece su trabajo teológico más intrigante. Estas historias subrayan la capacidad del ser humano para el desprendimiento y la moralidad incluso en la ausencia de normas sociales impuestas y al mismo tiempo, los actos más oscuros y egoístas practicados bajo pretexto de supervivencia.

Estos impulsos más oscuros reflejan el pecado original, pero también sirven de catalizadores de otros personajes, que nos recuerdan al buen samaritano y su voluntad de ayudar al prójimo aún a costa de su seguridad personal. Si la aparición de los zombies es entendida como una representación de la caída, estos buenos samaritanos proporcionan cierta esperanza de redención, tanto dentro de la relación como en nuestro tumultuoso mundo real.

Pero si unos pocos buenos personajes pueden simbolizar tanta esperanza, ¿puede el apocalipsis mismo ser algo bueno? Garrett ciertamente parece creerlo. Así como el Libro del Apocalipsis puede ser leído tanto como una obra profética sobre el fin catastrófico de los tiempos como en cuanto un texto esperanzador sobre el triunfo inevitable del bien sobre el mal, Garrett piensa que las historias de zombies pueden ser leídas tanto como retratos nihilistas de la caída de la sociedad como en cuanto narraciones esperanzadoras sobre la resilencia del espíritu humano y su capacidad para el bien.

Al final, Garrett llega a la última posición, viendo el caos de la invasión zombie cómo aquello que abre el espacio para el mundo por nacer. Estas comparaciones directas pueden parecer simplistas por momentos, pero los argumentos de Garrett al respecto son claros y proporcionan una perspectiva infrecuente sobre el asunto -y, uno tiene que admitir, es hermoso pensar más allá del gore y de la materia gris de la locura zombie-.

Siendo un texto retador, Viviendo con los muertos vivientes deja algunas cosas que desear. Garrett
utiliza demasiado uno o dos ejemplos de cada uno de los trabajos que cita y repite esos ejemplos ad nauseam. Lo más confuso es la cita de La carretera de Cormac McCarthy que, aunque se desarrolle desde luego en un escenario apocalíptico, nada en absoluto tiene que ver con zombies -un hecho largamente ignorado por Garrett, a pesar de hacer de La carretera el objeto central de sus últimos capítulos.

Garrett dice que eligió limitar el ámbito de su investigación de manera que lectores sin demasiada familiaridad con los zombies pudieran seguirlo, pero el resultado parece selectivo y con pocos ejemplos. Incluso la teología, que es definitivamente el elemento más fuerte y original, podría haber mejorado con una referencia más amplia a las fuentes. Es una pena porque la tesis de Garrett es lo suficientemente interesante como para que lo fuese más de haberla llevado más lejos.

A pesar de sus puntos débiles, Viviendo con los muertos vivientes es una exploración teológica y social divertida en un fenómeno destacado de la cultura pop, y debería estar en la estantería de cualquiera que quiera analizar críticamente la fascinación por los zombies. Tal vez sea teología pop, pero merece un vistazo.

Por Alexandra Greenwald. Traducido del National Catholic Reporter

Comentarios

Entradas populares