Coherencia
La realidad es superior a la idea (Evangelii Gaudium 233). Con esta
rotunda afirmación del Papa Francisco podría describir el diálogo
“inesperado y esperado” que hemos vivido en Toledo.
Un diálogo en el que se ha puesto de manifiesto, una vez más, la
coherencia misionera. Aquella que se convierte en un valor asentado y
nacido en el Evangelio en muchos de los misioneros. Es lo que ocurre con
el Padre Luis Pérez s.x., misionero javeriano, vinculado a Sierra Leona
en su acción misionera y también social.
El diálogo se ha producido en el Ayuntamiento de Toledo. Ha tenido
dos protagonistas, Milagros Tolón (Alcaldesa de Toledo) y el Padre Luis
Pérez s.x. (misionero javeriano).
La “excusa” era el encuentro lleno de gratitud, por ambas partes,
puesto que en enero de 2016 Luis Pérez debería haber recogido el título
de Hijo Predilecto de Toledo. Algo que no hizo. Coherencia. Se
encontraba en Sierra Leona, había vivido y seguía viviendo la situación
del ébola. Su coherencia es testimonio. Decidió no venir a recogerlo,
aun sabiendo que había sido aprobado el nombramiento por unanimidad de
la Corporación Municipal. Su motivo era claro, debe vivir con
coherencia, cuando le tocara regresar a España lo recogería, nos decía a
unos y a otros. Eso sí, estaba y está alegre con ese reconocimiento,
demostrando que sí se puede ser profeta en su tierra.
Ha servido la excusa para encontrarnos ante un diálogo sincero,
cercano, sensato. Milagros y Luis han compartido mucho. En este caso he
sido un observador. Luis nos hablaba. Milagros escuchaba con atención.
Luis Pérez s.x. es un misionero, con todo lo que conlleva esa
palabra. No es un héroe. Es, además de uno de los mejores embajadores de
Toledo, un hombre apegado a la realidad, conocedor de la palabra
servicio.
Ambos entienden el servicio desde la coherencia. Entonces, ¿qué nos
puede aportar este diálogo “inesperado y esperado” desde la coherencia
misionera al servicio público?
Entrega y servicio sin límites. Luis Pérez s.x. lo
ha repetido una y otra vez. Su entrega en Sierra Leona, y en general en
la misión, es sin límites. Su vida es entrega al Evangelio. Su vida es
Cristo y desde ella se entrega completa y absolutamente para todos los
hermanos.
Coherencia. ¿Qué es la vida sin coherencia? Para un
misionero no existe vida sin coherencia. Vivir como se piensa, o de lo
contrario pensarás como vives. Si además ese pensar está fundamentado en
la fe, en la esperanza, en la caridad, vivirás siempre con amor y
entrega, con coherencia. Es lo que también ha reiterado, una y otra vez,
Luis Pérez. Coherencia. Coherencia. Coherencia.
Testimonio. Luis Pérez ha hecho de su vida
testimonio y entrega de Cristo. Su propia vida lo manifiesta. La
situación del ébola nos hizo comprenderlo aún más. Estuvo para “las
duras y para las maduras”. No pensó en ningún momento regresar a España,
como tampoco tuvo miedo cuando regresó a Sierra Leona después de haber
sido secuestrado y, posteriormente, evacuado. Su testimonio es
coherencia. Es un valor y ejemplo para la sociedad actual, tan frágil y
llena de valores líquidos y gaseosos.
Lo reconozco. He estado en un diálogo, en el Ayuntamiento de Toledo,
con dos amigos. Una política. El otro misionero. Ambos son amigos, de
los de verdad. Pero creo que estas notas, escritas a vuelapluma, pueden
ayudar a entender cuánto bien hacen los misioneros con su testimonio,
con su coherencia y con su transmitir a la sociedad. Son manifestación y
el ejemplo del máximo compromiso con el bien común, siempre desde el
Evangelio.
Escribo una reflexión misionera, sobre el diálogo con dos amigos. Qué
fácil es resumiéndolo todo en entrega, servicio, coherencia y
testimonio. En definitiva, vida. Es el ejemplo que nos transmiten día a
día los misioneros con su entrega. Gracias Luis, hermano, por hacer que
tu vida misionera sea bandera y ejemplo para la ciudad de Toledo, para
España y, en definitiva, para el mundo, porque como los misioneros
javerianos nos dicen, debemos trabajar todos para “Hacer del mundo una
sola familia”.
Por Fernando Redondo Benito. Publicado en 21RS
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