Cristo vive

¡Cristo ha resucitado!

Que se haga la luz hasta los confines de la tierra y la alegría se desborde en el corazón de la humanidad. Que renazca la esperanza; que surja la vida y que el amor se derrame impetuoso llenando de armonía nuestras relaciones. Os lo anunciamos con fuerza y esperanza en este nuevo año de gracia.

Quiere ser nuestra vida el grito de las mujeres y los hombres, el grito de la Iglesia, que proclama apasionada que Cristo ha resucitado y que la humanidad está llamada a resucitar.

¡Cristo, luz del mundo!

Hermanas, hermanos, este es el tiempo de Pascua. Es el Paso del Señor en medio de Su Pueblo, este es el tiempo de la liberación. Este es también nuestro tiempo, esta puede ser nuestra Pascua, si abrimos el corazón a la fuerza de Cristo que da vida al desierto de nuestra existencia.

¡Cristo vive!

Este es el tiempo de los pobres de la tierra. Este es el tiempo de los excluidos. Este es el tiempo de quienes sufren y lloran, de quienes viven en soledad. Este es el tiempo de quienes arriesgan su vida por la paz y la justicia. Este es el tiempo de quienes sueñan el Sueño de Dios de una nueva humanidad, de una nueva creación.

He aquí que Dios, nuestro Padre- Madre, se dispone a reunir los jirones para tejerlos de nuevo: reúne los jirones de nuestras tristezas, de nuestras lágrimas, las frustraciones, el dolor, la ignorancia, las violaciones, la muerte, ... Y reúne también los jirones del trabajo duro, la compasión de muchos corazones, las iniciativas por la paz, las luchas por la justicia y a favor de la vida, las intuiciones sobre sendas nuevas, la fe en la otra, en el otro,... Está recreando un nuevo tapiz mucho más bello que el anterior... y nos invita a tomar parte en Su trabajo.

¡Verdaderamente ha resucitado!