La primavera

Creo que las estaciones del año tienen también un mensaje espiritual, nos enseñan que los ciclos de la tierra son semejantes a los de nuestra vida y nos invitan a florecer,
a dar fruto y a invernar a la espera de un tiempo mejor. No creo casual
que el equinoccio de primavera, que este año se ha celebrado el 20 de
marzo, sea el nuevo año en la tradición persa pues es un tiempo para
hacer balance, renovarnos y acoger la nueva vida que surge alrededor
nuestro.
El invierno es tiempo para la calma y el
reposo, para consumir lo que como buenas hormigas hemos cosechado
durante el verano, pero la primavera nos exige mirar y escuchar la explosión de
nueva vida que surge alrededor nuestro. Nos invita a dejar despachos,
fábricas y cocinas para salir al campo y no volver a casa hasta que no
nos hayamos hartado de ver florecer para volver florecidos. Nos invita a olvidar nuestros proyectos, a dejarlos a un lado para entrar en el espacio profundo de nuestro yo, un campo en el que podremos descubrir nuevas posibilidades que antes no conocíamos.
En la Biblia hebrea las promesas de Dios se expresan en imágenes de un desierto que florece,
de una tierra desértica en la que nacen flores como símbolo de
generosidad y esperanza en nuevas posibilidades. La imaginación de Dios
es más expansiva que la nuestra pues jamás pensaríamos que en las arenas
del desierto pudieran surgir rosas ¿Qué piensas puede florecer en tu vida?
Por Isabel Gómez Acebo. Publicado en 21RS
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