La danza de Dios

El teólogo católico Karl Rahner una vez escribió que los cristianos se comportan como "meramente monoteístas". Es decir, que si suprimiésemos del cristianismo la doctrina de la Trinidad, sugería, el día a día de la vida de los cristianos permanecería prácticamente sin cambios.

Richard Rohr quiere cambiar estos.

Sacerdote franciscano y fundador del Centro para la Acción y la Contemplación de Albuquerque, Rohr, junto con Mike Morrell, han publicado recientemente: "La danza divina: la Trinidad y tu transformación", en la esperanza de invitar a los cristianos a renovar sus vidas pensando "trinitariamente".

El libro ha recibido amplias reseñas mucho más allá del ámbito "confesional católico" y figuras tan populares como el cantante de U2 Bono o el conferenciante René Brown han animado a sus seguidores a adquirir un ejemplar.

¿Por qué tanta gente ha tomado interés por un libro devocional escrito por un sacerdote contemplativo sobre una misteriosa doctrina cristiana? "Me pregunto si tal vez es porque las conciencias ahora están listas para ello" sugiere Rohr. ¡Habla como un auténtico contemplativo!

¿Por qué tanta gente está emocionada por redescubrir un Dios trinitario?

La idea de un ser solitario sentado ahí fuera, juzgando la realidad -juzgándola siempre como inadecuada- no produce personas felices ni pacíficas, como vemos en la política. El viejo paradigma, sin que nos hayamos dado cuenta, ha caído.

En tu libro, mencionas que reimaginar a Dios podría ayudar a sanar nuestras divisiones. ¿Cómo?

Creo que todos estaremos de acuerdo, independientemente de cómo nos posicionemos, en que la política no ofrece una visión feliz del mundo. Es inherentemente dualista, antagonista y de enfrentamientos. Nos hace anhelar un marco más grande, una visión del mundo mejor que la de "o esto o lo otro". Siempre que divides las cosas en dos, la mente rápidamente toma partido. Ocurre en un nanosegundo. Te identificas con un bando en vez de con el otro y decides que un lado es bueno y el otro, más que malo, demoniaco.

Tenemos que abandonar este pensamiento dualista. Esta es mi definición más simple de lo que significa la contemplación: una mente que no lee la realidad dualísticamente sino que es capaz de soportar las contradicciones hasta que encuentra una "tercera vía" de reconciliación, en la que se revela ese marco más amplio. Creo que es la ley de tres. No tienes que elegir bando sino reunirlos en la corriente. Creo que estamos muy cansados de nuestras luchas. Tal vez sea por nuestra desesperación que mucha gente está deseando escuchar este mensaje.

¿Por qué importa que los cristianos tengan una comprensión de un Dios dinámico, que fluye?

Un Dios que sólo estuviese preocupado con lo correcto es inaccesible: la ley es la ley que es la ley, no hay salida posible. Cuando crees en un Dios que es relación, y si la definición básica de la realidad es relacional, entonces tienes un sistema abierto.

Esto es lo que las bellas metáforas bíblicas intentan mostrarnos cuando nos muestran a Dios hablando
con Moisés, hablando con Abraham, un Abraham capaz de cambiar las decisiones de Dios, también Moisés, de tratar con Él cara a cara. ¡Esto es bueno¡ Pero lo hemos comprendido de una forma tan estática: estas cosas sólo les pasaban a personas realmente especiales, como Abraham, Moisés, Jesús. Pero no hemos comprendido que nos estaban revelando la estructura básica de la realidad, Esa estructura de la realidad es el movimiento.

Si Dios es tan dinámico, ¿por qué han llegado los cristianos a comprenderlo de una forma tan estática?

Lo que la Trinidad nos está diciendo es: no comiences con un ser, con una sustancia, y entonces intentes convertirlo en tres. Eso es lo que hemos tenido los primeros 2000 años después de Cristo, y parecía una especie de tri- teísmo, o una mezcla ambigua de monoteísmo y politeísmo, o como un concepto matemático, y por eso mucha gente, incluida la mayoría de los cristianos, no sabían que hacer con él.

Pero cada ciencia está descubriendo que éste es un mundo completamente relacional. Nada es autónomo. La relación es lo principal. ¿Ves como esto crea un fundamento maravilloso para la concepción cristiana de la santidad? Estamos inherentemente en relación con Dios.

Muchos cristianos estarán en desacuerdo contigo porque la "salvación", para muchos, es la decisión activa de permanecer en relación con Dios.

Tal vez ese sea el mayor talón de Aquiles de tantos cristianos -que la gracia es un aditivo especial para unos pocos especialmente santos-.

Permíteme retroceder hasta los dos primeros versos de la Bíblia, en los que se utiliza un verbo hermoso. Se dice que el Espíritu "flotaba" (hovering) sobre el caos. El verbo que se usa se refiere a una madre que extiende sus alas, protegiendo a sus huevos, a sus polluelos. Tenemos al Espíritu protegiendo sobre el caos, calentando la realidad si prefieres. La gracia no es algo externo. Todo comienza por un acto de gracia que crea el universo físico. Este momento es en el que se nos revela el Espíritu, y el Espíritu se muestra a través de la materia.

La encarnación que los cristianos honramos es la encarnación personal. Pensamos que sucedió hace 2.000 años. Lo que la espiritualidad franciscana siempre ha creído es que la encarnación primaria fue la creación en sí misma. La naturaleza fue la primera biblia. Y no sabemos como ver la presencia, como honrar la presencia encarnada de Dios en el universo natural. Estoy aquí mirando al bello cielo azul de Nuevo México, a los verdes árboles. ¿Cómo no maravillarse de este universo? Pero no respetamos la primera Bíblia, así que manipulamos y matamos la segunda. No estábamos preparados para honrar a Cristo, en verdad.

¿Qué responderías si alguien dijera: "No puedo creer que la gracia está activa de la manera que dices porque hay tanto mal y tanta muerte en el mundo"?

La psique egocéntrica humana simplemente no está preparada para ver que la muerte es una parte necesaria de la vida. Si miras al entero universo, todo está cambiando de forma constantemente, sin excepción. En la liturgia católica del funeral, decimos que la vida no ha terminado, sino sólo cambiado.

Lo admito: parece un universo incoherente. Es muy cierto. Pero una vez que reconoces que esta es la estructura del universo, entonces la muerte y la resurrección de Jesús no es una anomalía, un accidente que ocurrió una vez, está revelándonos la estructura del universo e invitándonos a confiar en que está bien. El capítulo final de la vida es la resurrección.

Hablas en tu libro de vivir en la oscuridad, cómo si fuese algo bueno. ¿Lo es?

Si miras a Moisés en el Sinaí, o a Pedro, Santiago y Juan en el Monte Tabor, siempre se combina la aparición de una inmensa luz con una nube que la cubre. Esto nos está haciendo saber que no sabemos. Cómo dice Pablo, "Vemos por un espejo, veladamente".

Tras la reforma y la Ilustración, hemos buscado la certidumbre, la seguridad. Eso es querer demasiada luz. Es la negación de la fe.

Junto con el redescubrimiento de la trinidad, creo ver la búsqueda de una teología de la oscuridad o de la nube. La frase clásica acuñada por un escritor anónimo inglés del siglo XIV- la nube del desconocimiento- resume muy bien esta teología. No puedes vivir a la luz completa: te cegaría. Esa falta de humildad probablemente ha hecho más daño a la religión cristiana que cualquier otra cosa.

Cuando presumes de que tu pequeña mente comprende plenamente lo que es la bondad y quienes son las buenas personas, y qué es el mal y quienes son los malos, seguramente morirás. La oscuridad es buena, dirían los místicos. Es el espacio básico en el que formulas preguntas más profundas, en el que dejas espacio a Dios porque no puedes darlo por sobreentendido. El alma se expande en la oscuridad.

Por Brandon Ambrosino. Traducido de Crux

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