El ser humano, el más milagroso
Por algún motivo, que yo pienso que es un misterio auténtico, hemos perdido la conciencia de esa luz,
de la que vengo hablando en las últimas semanas, del ser humano, que se
encarna en diferentes formas, en diferentes reacciones, en diferentes
actitudes, a lo grande y a lo pequeño, que demuestra que somos un enigma muy grande, pero que hemos perdido un poco incluso la fascinación por comprender quienes somos.
Estamos tan envueltos de cosas, de rapidez, y de infoxicación,
que dicen algunos, una mezcla de información e intoxicación, que todo pasa tan deprisa que
al final no reparamos en la pregunta, sin respuesta todavía, de quienes
somos.
¿Qué pasa con la vida? Llevemos el universo a la probeta
de la vida en este caso, porque es una experiencia de fecundación in
vitro, pero los doctores lo que hacen es, con una serie de dispositivos,
comprobar lo que ya se sospechaba, pero que nunca se había registrado, y
es tremendo. Cuando el espermatozoide entra en el óvulo, esa imagen que hemos visto mil veces, ocurre algo
que no se había plasmado hasta ahora. Sólo un tipo de cámaras podían
recuperar y visualizar esa energía. Resulta que todo se estremece con
una especie de luz, una luz real, una luz auténtica, como algunos expertos en el cerebro cuentan que en el cerebro del niño determinadas áreas se iluminan, realmente emiten unas pulsaciones eléctricas que iluminan. Todo eso de "Mira qué luz tiene esta niña", "mira qué luminoso es este niño", es que, en el fondo, tenemos luz y algunos oscuridad, claro y algunos la van perdiendo, otros la van ganando. Más difícil ganar que perder.
Estos óvulos, que eran simples células, tocadas por ese milagro enorme
de la vida, se iluminaban, provocaban una especie de estallido, y todo
eso, no teníamos visores para verlo. Ahora sí. Ahora tenemos manera de
asomarnos a la luz del confín del universo.
Nadie sabe exactamente lo que es, hay especulaciones. Y como buenos
científicos, ahora se abre un abanico de posibilidades. Lo que sabemos
es que cada ser vivo, usted y yo, cuando fuimos fecundados, hubo una
luz, hubo algo que no sabemos explicar que rodeó ese lugar que iba ser
nuestro primer hogar, un universo nuevo que nace.
Estamos en tiempos donde hay mucha sensibilidad para muchas cosas pero
muy poca para esos niños. Siempre me he preguntado, aunque es un tema
muy polémico, qué ha pasado en el mundo
para que nos hayamos creído la milonga de que algo no está vivo
realmente, de que algo no tiene luz dentro del seno materno, o de que
alguien puede incluso opinar libremente, pienso yo, sobre algo tan
prodigioso y único como es una vida humana.
Piensen una cosa, lo dicen los científicos pero no nos llega. En cuanto
se ha producido eso, esa luz,
hay ya una cadena genética que no será igual a
ninguna otra a lo largo de los millones y millones de años que dure el
mundo. Algo único en la historia de las historias, está ahí ya,
funcionando. Pero esto no es una cuestión religiosa, o una cuestión
política, de izquierdas o de derechas, que me da exactamente igual, es una cuestión puramente científica. Lo que los científicos están viendo es que todo eso extraño de la vida y de la luz misteriosa,
está desde el principio. Les interesa muy poco a algunos enemigos que yo tengo, que se creen ellos enemigos, que no son científicos y que van de científicos, muchas veces se ríen o intentan hacer reír y no tienen ninguna gracia, y la gente les responde, por ejemplo, cuando hablábamos de la glándula pineal y la posibilidad de que algo parecido al alma se meta ahí. ¿Saben lo qué pasa? Cómo hay una batalla contra el alma. Como nos quieren
hacer creer que somos un saco de células, poco menos que desechable,
como hay una industria de millones y millones de fetos humanos que vive
de eso y que recicla eso, y a pocos les importa.
Y yo no me meto en aspectos religiosos, que es un tema muy complicado,
pero nos preocupa todo mucho, pero la vida inocente de alguien, que ya
es alguien, parece que no. Incluso las personas que más deberían defender todo esto, dicen como que "Oye, esto es tan delicado". A mí me dirían "Oye, que no hables de esto". Pues no me da la gana, porque estamos muy preocupados por muchas cosas, y el ser humano, que es el ser vivo más complejo que existe, más milagroso en su unicidad, nos han comido el tarro para que sigan pasando cosas y que aquí nadie diga nada.
Pues miren, me da igual que siente bien o siente mal, lo que sabe la
ciencia es que prácticamente desde el principio pasan cosas, y que eso
es único. Y yo creo que el Estado debería proteger de alguna forma la
unicidad y la identidad de esas personas que tienen derecho a
desarrollarse. Lo pienso desde el punto de vista, entiéndanme, puramente misterioso. Los misterios me han llevado a comprender que hay cosas enigmáticas como esa luz de la que se hablaba hace años y que muchos decían que era mentira. Ahora las cámaras lo han demostrado. ¿Cuántas cosas pasarán en el comienzo de la vida que no comprendemos? Y mucho más complejas cuando la vida se va desarrollando, ni les cuento.
Me gustaría que hubiera una conciencia humana de que eso hay que
respetarlo, que es algo sagrado, pero no en el aspecto religioso, sino
de la cantidad de conjunciones increíbles que han tenido que darse para esa cosa
que todavía los científicos a día de hoy en laboratorios de primer nivel observan con asombro. Y muchos de ellos son agnósticos, a muchos de ellos les da igual los problemas que puedan surgir de la natalidad o no, pero se quedan asombrados porque, caramba, ahí, cuando el ser vivo ha empezado, ocurren cosas que nadie puede responder todavía hoy. ¿Saben cuál es la gran conspiración? No es Elvis, ni el 11S, ni los annunakis, ni la luna. ¿Saben cuál es la gran conspiración? Nos han cercenado cualquier posibilidad de comprender el auténtico misterio de lo que somos, de lo que cada ser vivo es, pero el ser humano tambien. Eso parece que no preocupa. ¡Qué extraña especie! Hemos dejado de
preocuparnos de esas luces inocentes. Habrá que hablar de esto alguna
vez, aunque sea tabú.
Por Iker Jiménez, retransmitido en Cuatro
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