Ser un inventor

Toda mi vida he sido curioso. Mi madre cuenta una historia de mi primera infancia, cuando me acababa de meter en la cama -lo que era un reto mayor, porque yo no dormía de noche hasta que tuve seis años. Estaba saliendo de la habitación cuando de repente salté de la cama y la pregunté: "¿Por qué nuestras pupilas necesitan estar húmedas?"

Siempre he hecho muchas preguntas y he aprendido mucho. Sin embargo, a menudo he permitido que mi propia impaciencia me impidiese dar una utilidad concreta a mi conocimiento. A veces, parece más fácil teorizar que escarbar en los tediosos detalles de la aplicación práctica. Ante la complejidad y la frustración, es tentador retirarse a las actividades que encuentro más naturales. Una vida de continuo crecimiento y mejora puede ser extenuante.

Pero vale la pena seguir este desafiante camino de descubrimientos. Mi vida existe para mostrar amor a los demás. Dios me ha colocado en esta tierra para servir a las personas a mi alrededor. Ello supone asumir algunos riesgos y salir de mi zona de confort. Significa tratar con dureza mi propia baja tolerancia a la frustración. Si voy a ser la clase de "inventor del cambio" que este mundo necesita, más vale que me acostumbre a la tensión y a la ambiguedad.

Mi amigo Justin Jacoby Smith recientemente ha afirmado que es "extrañamente liberador cuando te das cuenta de que no tienes las cosas que necesitas porque tu trabajo es crearlas". Aunque sé que estaba hablando especificamente en el contexto del trabajo que él está desarrollando, la experiencia de Justin se aplica a muchas áreas en las que se nos invita a crecer. Una forma en la que podemos mostrar amor a los demás es forjando un camino. Creando el espacio para que quienes nos rodean puedan explorar sus sueños y cumplir con el destino que Dios les ha dado.

Cada uno creamos según la llamada y los dones que Dios nos ha dado. Y juntando nuestras creaciones establecemos un ambiente en el que todos podamos compartir nuestros dones y crear un nuevo orden de compasión y justicia.

Esto supera la alegría superficial de una vida fácil y rutinaria. Si nuestro foco es el amor por los otros, ¿por qué querríamos limitarnos a sentarnos en un vehículo ya en marcha y pedalear? Es mucho más divertido ser un inventor.

¿Qué estás haciendo? ¿A qué te llama Dios en tu vida y que dones te ha dado para conseguirlo? ¿Cuáles son las debilidades, frustraciones y dudas que necesitas afrontar para desbloquear tu contribución? ¿Qué falta en el mundo y tú lo vas a crear?

Traducido de Micah Bales

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