Dios nos encuentra

Creo que voy a ayunar de escuchar debates políticos esta Cuaresma. Demasiado desasosiego crece en mí al escuchar los ataques de unos contra los otros y contra el resto de nosotros. Nuestro proceso político se ha convertido en un juego de soberbia e inmadurez, y eso me entristece. Quiero participar en democracia, pero para liberarme de estos payasos que hacen burla de nuestra nación y de los elevados valores por los que nos guiamos.

Creo que también voy a ayunar de escuchar a las personas manipuladoras. Algunos simplemente no pueden evitarlo: están ansiosos o amenazados o preocupados, pero al menos no intentan extender su miedo y su ansiedad. Así que, permitidme ser concreto: Quiero dejar de escuchar a aquellos que intentan esparcir el miedo y la ansiedad a las personas que les rodean.

Una cosa más: creo que también debo ayunar del tiempo que pierdo lamentando y criticando a los anteriores.

Lo que quiero hacer esta Cuaresma es poder actuar de forma eficaz, pensar claramente y pasar más tiempo alineando mi corazón con el corazón del Señor.

Miro a mi modelo favorito de resiliencia y simplicidad, Santa Bernadette. Nacida en Lourdes, Francia, en 1844, a Bernadette se la recuerda por haber visto a la Vírgen María al menos 18 veces. Recibió la gracia de la presencia de Nuestra Señora y fue lo suficientemente fiel para seguir humildemente su invitación de entrar en relación con Dios y ayudar a descubrir Su deseo interminable de amor, sanación y vida para todos. 

Bernadette era una simple adolescente a la que la mayor parte de los adultos no creían. De hecho, las autoridades pasaron un tiempo duro imaginando la grandeza de Dios, porque ellos no podían concebir que Dios hablase a esta muchacha de humilde extracción social y no a ellos. Sin embargo, ella permaneció firme y habló sucintamente, con sencillez y claridad sobre el milagro de Nuestra Señora apareciéndosela.

Pienso en mis estudiantes esta Cuaresma. ¿Cómo me enseñan a pensar más allá de lo que conozco? ¿Cómo me conducen a una mayor profundidad en la comprensión del misterio de Dios? ¿Cómo su verdad toca el centro de mi fe y me ayuda a reexaminar y redescubrir al Dios en el que he llegado a conocer, confiar, seguir y creer?

Mis estudiantes no tendrán todas las respuestas, pero tienen sus propias experiencias místicas. Dios les encuentra y les invita a colaborar en la construcción de Su Reino de amor y justicia.

Fui testigo de ello hace unas pocas semanas. Nuestro nuevo club estudiantil, Solidaridad No Soledad, albergó nuestro primer Seminario sobre Justicia Social. No era un evento obligatorio. Los estudiantes no consiguieron ninguna calificación adicional por venir un sábado.

Los estudiantes vinieron porque necesitaban un espacio en el que compartir ideas, preocupaciones y
deseos sobre el mundo en el que viven. Invitaron al representante local Rob Bonta a abrir la jornada con su propia historia sobre cómo y por qué él trabaja por la justicia. Los estudiantes participaron después en seis coloquios diferentes que cubrieron asuntos reales de justicia social como la reforma de las prisiones, la reforma humanitaria de las migraciones, el acceso al sistema de salud o el racismo.

Encontraron a Michelle Clark y Kimberly Briant, dos mujeres activas en nuestra comunidad que continúan haciendo el mundo mejor no solo para la juventud marginada, sino para el mundo entero.

Ese día renovó mi fe. Permanecer en constante conversación con estos adolescentes ha reforzado mi día a día. Puedo confiar en que la siguiente generación buscará la verdad y actuará con la verdad en un sistema que está roto.

Ojalá pronto participen en la carrera por el servicio de nuestra nación. Hasta entonces, ofrezco esta oración para que alineemos nuestros deseos con los deseos de Dios:

Dios grande y misericordioso, sigue entrando en nuestro caos. Habla tan claramente que Tu susurro rompa las mentiras de nuestra cultura moderna cargada de superficialidad. Danos el valor, la gracia y Tu bendición para poder reflejar el profundo misterio que eres Tú. Ayúdanos hoy, aparta los obstáculos que limitan nuestro crecimiento en vivir una vida que Te elige y que elige a Tu Pueblo. Te lo pedimos en el nombre de Tu Hijo. Amen. 

Por Jocelyn A. Sideco. Traducido del National Catholic Reporter

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