Algunos apuntes sobre la visita del papa a México

La visita del papa Francisco a México del 12 al 17 de febrero alcanzó su punto culminante el miércoles en Ciudad Juárez. El primer papa latinoamericano de la historia ha causado sensación, atrayendo a grandes multitudes y saturando la cobertura mediática. Ciudad Juárez es el símbolo de la violencia vinculada a las bandas y a las drogas que asola México.

Entre 2010 y 2011, las amenazas de muerte condujeron a, se estima, 100.000 personas a la frontera Ciudad Juárez- El Paso. Para esta gente, Francisco no es simplemente el campeón del trato humano a los inmigrantes, sino también y sobre todo un "instrumento de paz".

México es un país eminentemente católico, el segundo por población católica en el mundo y Francisco ha pensado cuidadosamente dónde quería ir, qué quería decir y cómo decirlo. Muestra de ello es que el normalmente espontáneo Francisco se haya mantenido fiel en todo momento a los textos escritos que llevaba preparados.

Es un principio bien establecido de la "vaticanología" que los papas a menudo dicen más con sus gestos que con sus palabras. Raramente, sin embargo, un viaje papal ha sido más elocuente que el del Papa a México.

Comenzó con una histórica parada para encontrar al patriarca ortodoxo ruso en La Habana, un encuentro sin precedentes que ha reenmarcado el diálogo católico/ortodoxo liberándolo momentáneamente del peso de la historia de Europa.

Al llegar a México, el Papa Francisco quería claramente marcar cuatro afirmaciones, y subrayó cada una de ellas con un destino de su trayecto:
-La importancia de la fe popular y de sus devociones, que marcó el sábado con una misa en la basílica de
Nuestra Señora de Guadalupe.
-La dignidad de la población indígena latinoamericana, expresada el lunes en su visita a Chiapas, casa del levantamiento zapatista alimentado en parte por un legado de injusticias hacia las comunidades indígenas.
-La indecencia del comercio de la droga y de la violencia con ella relacionada, mostrada el martes cuando el pontífice conoció Morelia, un estado en el que miles de personas han sido asesinadas por bandas criminales en la última década.
-La dignidad humana de los inmigrantes, recuperada en la parada fronteriza del miércoles. Especialmente con esta parada, el viaje confirmó que si, en términos de la agenda social de Francisco, el año 2015 ha sido el año del medio ambiente con su encíclica Laudatio Si, 2016 será el "año de los inmigrantes", como ya dejó claro en su discurso el 11 de enero ante los cuerpos diplomáticos.

En su discurso a los obispos mexicanos el sábado, aplaudió sus esfuerzos por los inmigrantes y les llamó a hacer más, incluso en coordinación con sus hermanos los prelados estadounidenses. No parece un momento fácil para mejorar las condiciones de los inmigrantes, con movimientos xenófobos de extrema derecha creciendo en Estados Unidos y en Europa. Pero si alguien ha demostrado capacidad para conseguir cambios de actitud en todos, el último el que permitió su encuentro con el patriarca ruso, es Francisco.

Algunos observadores han señalado una cierta crítica del papa a los obispos mexicanos. Lo que de su discurso a los mismos emerge es el modelo de obispo, y por extensión, de sacerdote o incluso de simple católico que el papa quiere. Cualidades clave incluyen:
-Preferencia por las personas normales y los pobres y no por las élites.
-Estrecho contacto con las realidades sociales, incluidos esfuerzos humanitarios y caritativos concretos.
-Moderación política y diálogo con todas las partes.
-Simplicidad en el estilo de vida.
-Integridad personal.
-Rechazo del carrerismo.

Por John Allen. Traducido de The Crux (selección de párrafos)

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