Amar y servir

Según los testimonios bíblicos, Jesús comenzó su vida pública cuando tenía unos treinta años, después de ser bautizado por Juan el Bautista. Una vida, como advertimos en los Evangelios, no exenta de dificultades, incomprensiones, sufrimientos, tentaciones… como cualquiera de nosotros. Esto es clave para comprender a Jesús, identificarnos con Él, y sentirlo como uno de nosotros. A lo largo de su vida amó, padeció, sanó, ayudó, agradeció, se alegró… y también tuvo tentaciones. ¿Pero qué es una tentación? Según la RAE es la instigación o estímulo que induce el deseo de algo. En otras palabras: vivimos rodeados de tentaciones. Tentación de no hacer bien las cosas, de dejarnos vencer por la pereza, la indiferencia, el qué dirán… el deseo de tener cosas, buscar prestigio, honor, riqueza… esta fue la primera encrucijada a la que Jesús se enfrentó en el desierto. Pero frente a toda tentación Jesús nos propone una palabra clave: SERVIR. Lo dice claramente: “El que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor” Mt 20, 27.
 
Hay tentaciones cotidianas que sorteamos día a día. Nadie dice que sea fácil. Es como en una carrera de obstáculos: hay que estar muy atentos para no llevarnos por delante lo que se  nos presenta en el camino.

La otra palabra clave para comprender el sentido de la vida de Jesús es: AMAR. Así nos lo dice el mismo
Jesús: “Mi mandamiento es este: Amaos los unos a los otros, como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que quien da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos.” Jn 15, 12ss.

Así entonces, la vida de Jesús puede resumirse en: AMAR y SERVIR. No en vano estas dos palabras forman parte de la fórmula ignaciana: en todo amar y servir.

Esta máxima ignaciana personalmente me ayuda a centrarme en lo importante. Me ayuda a descubrir en las personas: gestos, palabras, obras o acciones que llevan como bandera el amor y el servicio. Me ayuda a abrir la mirada, y a  fijarme en pequeñas cosas y aparentemente insignificantes: desde sujetar la puerta, decir gracias, dar los buenos días, sonreír a pesar de todo… todo ello le da el sentido a mí día a día.

Por Yurina Rodríguez Portillo. Publicado en 21RS

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