La canción de la libertad

Me he levantado esta mañana con una canción en mi corazón: soy un hombre libre.

Lo sé, no por medio de ninguna fuerza mía. No mando ejércitos, gobierno ciudades o dirijo empresas. Mi libertad no procede del poder de decirles a los demás lo que hacer.

Esta libertad no es la libertad de hacer lo que quiero, cuando quiero. No es una ausencia de responsabilidad y refreno. No trata para nada sobre mí.

Esta libertad que quema mis huesos procede del Espíritu que respira en mí. No es sobre lo que he hecho o lo que he conseguido, es saber quién soy.

De quién soy.

Soy libre porque pertenezco. Soy ese corazón sangrante, ensangrentado, apaleado. Respiro la sinfonía cósmica con la que la Palabra preexistente llama al ser en cada instante. Soy libre para moverme al compás del tambor, para responder a las conmociones de verdad y amor en mi corazón.

Soy libre para hacer que se vean las cosas ocultas. Puedo hacer que brille luz en la oscuridad, independientemente de si la oscuridad la incluye.

Es sobre ser libre del miedo. Libre de toda la falsedad que pasa por inteligencia, pero que solo enmascara mi propia inseguridad y la lucha por parecer perspicaz.

Me he levantado esta mañana con una canción de libertad en mi alma, y por Dios intentaré cantarla.

¿Puedes oír la melodía? ¿Puedes sentir esta libertad dentro de ti? ¿La cantarás conmigo?

Traducido de Micah Bales

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