12 cosas que desearía haber sabido a los 25 años
Por James Martin, S.J. Traducido del Huff Post
Ayer, en mi cincuenta cumpleaños, tuiteé doce cosas que desearía haber sabido cuando tenía 25 años. O, más exactamente, doce ideas que, si las hubiese puesto en acción, habrían hecho mi vida mucho más sencilla. Algunas son pequeños consejos que personas sabias me dijeron y que me ha llevado años comprender. Otras son el resultado de duras experiencias. Unas pocas son visiones de grandes maestros espirituales que he adaptado a mi propia vida. Tal vez unas pocas podrán ayudar a alguien que conozcas y que tenga 25 años. Quizás una o dos te ayuden a ti.
1.- Ante todo: deja de preocuparte tanto. Es inútil. Jesús tenía razón.
2.- Ser santo significa ser tu mismo. Deja de intentar parecerte a otro y simplemente se el mejor "tú".
3.- No hay una forma correcta de rezar, como no hay una forma correcta de hablar con un amigo. La mejor es la que mejor funcione para ti.
4.- Recuerda tres cosas y ahórrate un montón de dolores de cabeza innecesarios: No eres Dios. Esto no es el cielo. No seas imbécil.
5.- Tus deseos más profundos del corazón son los deseos de Dios para ti. Y viceversa. Escucha. Y síguelos.
6.- En ti está la idea de tu mejor forma de ser. Obra como si fueses esa persona y te convertirás en esa persona, con la gracia de Dios.
7.- No te preocupes demasiado sobre lo peor que pueda ocurrir. Incluso si sucede, Dios está contigo, y tú puedes manejar la situación. De verdad.
8.- No puedes obligar a la gente a que te apruebe, a que esté de acuerdo contigo, a que se impresione ante ti, a que te ame o a que les gustes. Deja de intentarlo.
9.- Cuando comparamos, normalmente nos imaginamos la vida de los otros falsamente. Por eso nuestra vida real siempre pierde.
10.- Incluso cuando por fin descubres la decisión correcta, o la decisión cristiana, que debes adoptar, puede ser duro llevarla a cabo. Hazlo de todas formas.
11.- Siete cosas para decir frecuentemente: Te amo. Gracias. Gracias, Dios. Perdóname. Estoy tan feliz contigo. ¿Por qué no? Sí.
12.- La paz y la alegría llegan después de pedirle a Dios que te libere- de todo lo que te impida ser amoroso y compasivo.
Ayer, en mi cincuenta cumpleaños, tuiteé doce cosas que desearía haber sabido cuando tenía 25 años. O, más exactamente, doce ideas que, si las hubiese puesto en acción, habrían hecho mi vida mucho más sencilla. Algunas son pequeños consejos que personas sabias me dijeron y que me ha llevado años comprender. Otras son el resultado de duras experiencias. Unas pocas son visiones de grandes maestros espirituales que he adaptado a mi propia vida. Tal vez unas pocas podrán ayudar a alguien que conozcas y que tenga 25 años. Quizás una o dos te ayuden a ti.
1.- Ante todo: deja de preocuparte tanto. Es inútil. Jesús tenía razón.
3.- No hay una forma correcta de rezar, como no hay una forma correcta de hablar con un amigo. La mejor es la que mejor funcione para ti.
4.- Recuerda tres cosas y ahórrate un montón de dolores de cabeza innecesarios: No eres Dios. Esto no es el cielo. No seas imbécil.
5.- Tus deseos más profundos del corazón son los deseos de Dios para ti. Y viceversa. Escucha. Y síguelos.
6.- En ti está la idea de tu mejor forma de ser. Obra como si fueses esa persona y te convertirás en esa persona, con la gracia de Dios.
7.- No te preocupes demasiado sobre lo peor que pueda ocurrir. Incluso si sucede, Dios está contigo, y tú puedes manejar la situación. De verdad.
8.- No puedes obligar a la gente a que te apruebe, a que esté de acuerdo contigo, a que se impresione ante ti, a que te ame o a que les gustes. Deja de intentarlo.
9.- Cuando comparamos, normalmente nos imaginamos la vida de los otros falsamente. Por eso nuestra vida real siempre pierde.
10.- Incluso cuando por fin descubres la decisión correcta, o la decisión cristiana, que debes adoptar, puede ser duro llevarla a cabo. Hazlo de todas formas.
11.- Siete cosas para decir frecuentemente: Te amo. Gracias. Gracias, Dios. Perdóname. Estoy tan feliz contigo. ¿Por qué no? Sí.
12.- La paz y la alegría llegan después de pedirle a Dios que te libere- de todo lo que te impida ser amoroso y compasivo.
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