Seguir al Dios de las sorpresas

El libro de Jonás es uno de los más significativos de las Escrituras hebreas. Pero como muchos de nosotros no reconocemos su género literario, nos perdemos la teología que el autor está intentando comunicarnos.

Técnicamente la Biblia no es un libro; es una biblioteca: una colección de libros, cada uno creado en un género literario distinto. A menos que sepamos qué tipo de libro estamos leyendo no podremos comprender su significado. No leemos de la misma manera una novela que una biografía, un cómic que un libro de historia.

No podemos aproximarnos a toda la Escritura con la misma mentalidad, o asumir que cada texto es un informe veraz de lo que sucedió miles de años antes. Nuestros autores sagrados fueron ciertamente inspirados a expresar cómo Dios trabaja en nuestras vidas, pero como todos los escritores, eran libres para elegir entre diferentes estilos literarios. Algunos eligieron la canción, la poesía o la mitología. El autor de Jonás eligió la sátira.

Si se hubiese escrito en los últimos años, Jonás probablemente habría aparecido en primer lugar en la revista como con toda sátira, nadie en un primer momento se la habría tomado demasiado literalmente. Todos sabemos que la gente no puede esconderse de Dios, que los peces no se tragan a la gente y que los asirios nunca aceptaron a Yahweh como su Dios. La teología del autor no trata sobre el humor, la ironía, la exageración o el ridículo de la historia, sino sobre la estupidez y los vicios de sus lectores.
MAD, o como un sketch de los Monty Python. Y,

Como muchos seguidores de Dios, nuestros antepasados en la fe cayeron en la trampa de crearse imágenes mentales del ser divino con el que ellos se relacionaban. Tal vez no conocían la apariencia de Yahweh, pero estaban bastante seguros del comportamiento de Dios. La personalidad de Yahweh estaba predeterminada, dejando poco o ningún espacio para el cambio: ninguna novedad por descubrir.

El ficticio Jonás representa a aquellos que hemos encerrado a Dios en nuestra jaula mental, pero que estamos forzados a tratar continuamente con los exitosos intentos de escape de Yahweh. ¿Cómo nos relacionamos con un Dios que se niega a quedar prisionero de nuestras ideas sobre Él?

El confundido profeta emplea esta defensa del "Dios incontrolable" para intentar huir después de ser enviado por Dios a Niniveh. "Sé que Tú eres un Dios compasivo y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad". En otras palabras, "Estaba seguro de que después de proclamar la destrucción de la ciudad cambiarías Tu decisión y yo tendría que cargar con la culpa" de haber anunciado lo que no se cumpliría.

Eso es exactamente lo que sucedió.

Yhaweh al final "se arrepintió del mal con el que había amenazado y no lo llevó a cabo". Nada más devastador para un profeta que el que Dios cambie la palabra que se le había ordenado anunciar. Si los seguidores de Dios no pueden depender de la palabra de Dios, ¿de qué pueden depender?

El experto en los profetas hebreos Hans Walter Wolff resolvió este dilema con una simple pero profunda "Dios no tiene que ser fiel a la palabra de Dios mientras sea fiel al Pueblo de Dios". La relación con Dios siempre prevalece sobre la literalidad de la palabra escrita.
frase:

A veces, para mantener una relación viva y amorosa, todos tenemos que cambiar nuestras palabras a los demás. Dios no es diferente. Si somos serios sobre encontrarnos con Dios, estamos obligados a dejar espacio a Dios para cambiar y evolucionar al cambiar y evolucionar nuestra relación con Él.

Nuestros autores sagrados creían que Dios no es alguna fuerza estática universal, siempre limitada a hacer la misma cosa de la misma manera, que aprendimos una vez en el Catecismo, cuya personalidad siempre permanece igual- una personalidad creada en nuestra juventud.

Por eso es significativo que en el Evangelio de hoy, los cuatro primeros discípulos de Jesús son llamados simplemente a seguirle a Él: una persona. No son llamados a memorizar dogmas, a unirse a una institución, a profesar una filosofía. Solo tienen que considerar a las personas más importantes que a los peces sobre los que giraba su vida. Sin tener ni idea de dónde les está llevando, comprometen toda su vida en la tarea de descubrir quién es en verdad este carpintero de Galilea.

Como con Jonás, todas sus ideas preconcebidas serán finalmente arrojadas por la ventana. Él no resultará ser el Mesías que la inmensa mayoría de los judíos estaban esperando. Como Pablo de Tarso descubriría más tarde, ellos pasarían el resto de sus vidas diciendo Sí a este predicador itinerante que se habían encontrado en el mar de Galilea, adaptando su sistema de valores a Su sistema de valores.

A menudo me pregunto qué permanece todavía oculto mientras seguimos contemplando las muchas dimensiones de la personalidad de Jesús resucitado. De alguna manera, nunca encaja en las prisiones que le hemos creado. De nuevo, si Yahweh puede arrepentirse, hay esperanza para nosotros. 

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