Bienvenido a Pecadores Anónimos
Hola, me llamo Micah, y soy un pecador.
Cuando digo que soy un pecador, lo que quiero decir es que he estado luchando frente a Dios toda mi vida. Que elijo mi torcida visión del mundo sobre la verdad y belleza del Creador. Que prefiero ídolos vacíos al completo pan de vida que Jesús ofrece. Que quiero conservar el control, en vez de aceptar que no tengo ningún poder para afrontar los retos de la vida sin la ayuda de Dios.
Como mucha gente, me convertí al cristianismo porque había alcanzado el final de mi soga. Llegué hasta el fondo, y ya no encontré más salida para mí que regresar a Dios, o sumirme en la profunda oscuridad, la desesperación y la muerte.
En el tiempo desde que conocí a Dios y le invité a regresar a mi vida, las cosas han cambiado para bien. Estoy mucho más realizado de lo que nunca había estado.
Sería fácil para mí quedarme en la autocomplacencia en este punto. Sería fácil para mí pensar que ya he sido curado de mi tendencia a rebelarme contra la Verdad, de ponerme a mí mismo en primer lugar en vez de amar a los demás como Cristo me amó primero. Pero lo cierto es que apenas estoy a un momento de debilidad de regresar al punto de partida.
En mi camino de recuperación, Dios ha debilitado gradualmente mis deseos de pecar. He aprendido que puedo confiar en el Espíritu, que no debo entregarme al miedo, la desesperación o el orgullo egoísta. Sin embargo, sé que las semillas de la alienación todavía se encuentran en mí. Están a la espera de un momento de fatiga, de un contratiempo vital y de la sequedad espiritual. En el instante en que ceda a la oscuridad, estas semillas harán brotar sus horribles flores en mí una vez más.
Por eso es tan importante que permanezca atento a la Verdad. Debo mantenerme consciente de que no soy sino un miembro, relativamente nuevo, de Pecadores Anónimos. No soy mejor que nadie. No he alcanzado nada. Soy solo un hombre en un camino diario de recuperación con Jesús. Por la gracia de Dios, estoy siendo salvado día a día como parte del Cuerpo de Cristo.
No hay ninguna diferencia esencial entre yo y mi vecino que no ha tomado la decisión de seguir a Jesús. Ambos luchamos con la oscuridad, la desesperanza y las prioridades equivocadas. Ambos conocemos la belleza y también llevamos en nosotros las semillas del mal. Ambos somos capaces de realizar acciones y pensamientos terribles, pero también de desarrollar actos de amor y bondad. Compartimos nuestra común condición de seres humanos en un mundo caído.
Pero cuando elijo seguir a Jesús, encuentro que el mal en mí se debilita y el bien se eleva. Puedo confesar que, sólo por el poder y la gracia de Dios, estoy en el camino de recuperarme de mis adicciones, mi narcisismo, la alienación y la muerte.
¿Estas preparado para dar el primer paso- sea por primera o por milésima vez-? ¿Admitirás que no tienes poder sobre tus adicciones, tu alienación, tus pecados- que tu vida se ha convertido en inmanejable? ¿Estás preparado para abrir tu vida a un poder mayor que te conduzca a la recuperación? ¿Has escuchado la voz de Jesús, que puede hablarte en tu condición y darte la plenitud?
Por Micah Bales. Publicado en "The lamb´s war"
Cuando digo que soy un pecador, lo que quiero decir es que he estado luchando frente a Dios toda mi vida. Que elijo mi torcida visión del mundo sobre la verdad y belleza del Creador. Que prefiero ídolos vacíos al completo pan de vida que Jesús ofrece. Que quiero conservar el control, en vez de aceptar que no tengo ningún poder para afrontar los retos de la vida sin la ayuda de Dios.
Como mucha gente, me convertí al cristianismo porque había alcanzado el final de mi soga. Llegué hasta el fondo, y ya no encontré más salida para mí que regresar a Dios, o sumirme en la profunda oscuridad, la desesperación y la muerte.
En el tiempo desde que conocí a Dios y le invité a regresar a mi vida, las cosas han cambiado para bien. Estoy mucho más realizado de lo que nunca había estado.
Sería fácil para mí quedarme en la autocomplacencia en este punto. Sería fácil para mí pensar que ya he sido curado de mi tendencia a rebelarme contra la Verdad, de ponerme a mí mismo en primer lugar en vez de amar a los demás como Cristo me amó primero. Pero lo cierto es que apenas estoy a un momento de debilidad de regresar al punto de partida.
En mi camino de recuperación, Dios ha debilitado gradualmente mis deseos de pecar. He aprendido que puedo confiar en el Espíritu, que no debo entregarme al miedo, la desesperación o el orgullo egoísta. Sin embargo, sé que las semillas de la alienación todavía se encuentran en mí. Están a la espera de un momento de fatiga, de un contratiempo vital y de la sequedad espiritual. En el instante en que ceda a la oscuridad, estas semillas harán brotar sus horribles flores en mí una vez más.
Por eso es tan importante que permanezca atento a la Verdad. Debo mantenerme consciente de que no soy sino un miembro, relativamente nuevo, de Pecadores Anónimos. No soy mejor que nadie. No he alcanzado nada. Soy solo un hombre en un camino diario de recuperación con Jesús. Por la gracia de Dios, estoy siendo salvado día a día como parte del Cuerpo de Cristo.
No hay ninguna diferencia esencial entre yo y mi vecino que no ha tomado la decisión de seguir a Jesús. Ambos luchamos con la oscuridad, la desesperanza y las prioridades equivocadas. Ambos conocemos la belleza y también llevamos en nosotros las semillas del mal. Ambos somos capaces de realizar acciones y pensamientos terribles, pero también de desarrollar actos de amor y bondad. Compartimos nuestra común condición de seres humanos en un mundo caído.
Pero cuando elijo seguir a Jesús, encuentro que el mal en mí se debilita y el bien se eleva. Puedo confesar que, sólo por el poder y la gracia de Dios, estoy en el camino de recuperarme de mis adicciones, mi narcisismo, la alienación y la muerte.
¿Estas preparado para dar el primer paso- sea por primera o por milésima vez-? ¿Admitirás que no tienes poder sobre tus adicciones, tu alienación, tus pecados- que tu vida se ha convertido en inmanejable? ¿Estás preparado para abrir tu vida a un poder mayor que te conduzca a la recuperación? ¿Has escuchado la voz de Jesús, que puede hablarte en tu condición y darte la plenitud?
Por Micah Bales. Publicado en "The lamb´s war"
Comentarios
Publicar un comentario