Espera con paciencia

Por Micah Bales, traducido de "The Lamb´s war", con adaptaciones

¿Estás en la oscuridad? Qué no te agobie, porque si te agobias se alimentará más. Pero permanece en pie y espera con paciencia hasta que la luz surja de la oscuridad y te dirija. James Nayler (1659)

Cuando experimentamos la oscuridad y la desesperanza espiritual, hay algunas formas de reaccionar entre las que podemos elegir. Un mecanismo de reacción es la negación. Cuando nos enfrentamos con realidades que son demasiado difíciles de soportar, las ignoramos. Evitamos la verdad de nuestras vidas, y hacemos los mayores esfuerzos para seguir como si todo fuese normal. Por desgracia, este sucedáneo de normalidad es una mentira. Nuestra negación no mantiene la oscuridad en un rincón, simplemente la cubre con otra capa de falsedad. El daño continúa realizándose, incluso si nos negamos a verlo.

Otra forma de tratar con la oscuridad es la de regodearse en ella. En vez de cubrir nuestro dolor, lo acentuamos. Nos definimos por él. Venimos a pensar en nosotros como víctimas, almas torturadas que culpan al universo, a los demás, a Dios mismo, por el dolor que sufrimos. Sin embargo, a pesar del fugaz bálsamo de culpar a los demás, no somos capaces de escapar de la oscuridad de esta manera. Cuanto más nos regodeamos, más estrechamente la oscuridad nos aferra, definiendo nuestras vidas.

Hay una tercera vía para responder a la presencia de la oscuridad en nuestras vidas. En vez de negar su existencia, consiste en abrazar la realidad de la oscuridad en el corazón humano y en la sociedad, negándose a ocultar la verdad. Pero, al mismo tiempo, evitar el fatalismo autojustificador de la victimización. Culpar a los demás no resuelve nada. El individuo debe aceptar su responsabilidad por su parte hacia la oscuridad, y moverse hacia la luz.

Esta tercera vía- ni negación ni rendición ante la oscuridad- es lo que James Nayler definió bellamente como esperar con paciencia. Permaneciendo en pie en la luz de Jesús, consintiendo en ver la oscuridad tal como es, se descubre la verdad de nuestra condición caída. Y esperando con paciencia, podemos evitar la autocompasión y culpabilización del alma que se regodea en su condición de víctima.

Hoy hay una luz que surge de la oscuridad para dirigirnos- la misma presencia y el Espíritu de Jesucristo. En él, Dios nos ha dado poder para trazar un plan con el que abandonar nuestras tendencias autodestructivas de negación y de culpabilización del mundo. Guiados por la luz de Jesús, podemos afrontar aquello que nos aterroriza.

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