Límites

Rogué al Señor que apartara de mí mis limitaciones. Y me contestó: "Te basta mi gracia, la fuerza se realiza en la debilidad." Así que muy a gusto presumiré de mis debilidades, para que se loe en mí el poder de Cristo. Por eso estoy contento en las debilidades, insolencias, necesidades, persecuciones y angustias por Cristo. Pues cuando soy débil, entonces soy fuerte." (2 Col 12, 9-10)


Reconocerlos

Como cuesta vivir ilusionado y soñador y descubrir que en realidad hay ciertos topes, ciertas barreras que matizan y perfilan esos sueños e ilusiones. Busco la dosis necesaria de realidad que despierta del sueño de pensar que lo puedo todo... Necesito la sabiduría que me permita reconocer que existen límites, que yo tengo ciertas carencias y limitaciones en forma de manías, intransigencias, prejuicios,... Necesitaré también inteligencia para distinguir cuales he de respetar, cuales he de asumir y aceptar, y esos a los que hay que plantarles cara.

Respetar

No siempre tener límites es negativo. A veces es necesario limitarse un poco, respetar ciertas fronteras. La frontera del respeto a los otros, pero también a uno mismo. A veces uno ha de ponerse ciertos límites para no hacerse daño, para no dañar a los otros, para no dañar a la naturaleza, ... esos límites que me protegen. Otras veces los límites son esos compromisos que se han de respetar.

Aceptar

Sí, la realidad es limitada y limitadora. Los límites me afectan o me afectarán: afecta descubrir ciertas carencias personales en mí y en los demás. Afecta descubrir ciertas dosis de incoherencia en mi vida. Afecta saber que no lo tengo todo claro, que dudo. Afecta saber que algunas veces me equivoco, meto la pata y puedo hacer daño...

Pero también me afectarán las futuras renuncias, que no todo se puede. Me encontraré con el límite de la enfermedad, o del fracaso, la soledad o la tristeza, ...

Ojalá pueda ir aceptándome como soy, ojalá no me crea demasiado eso de que tengo que valer para todo y, mucho más importante, ojalá acepte que los demás también tienen sus carencias y les quiera desde ahí. Desde la limitación puedo encontrarme con los otros. Necesito la sabiduría de aceptar la realidad, acogerla y cuidarla, para ir transformándola de Tu mano.

SUPERAR

Yo le dije: ¡Ay, Señor mío! Mira que no sé hablar, que soy un muchacho." El Señor me contestó: "No digas que eres un muchacho, que a donde yo te envíe, irás, lo que yo te mande, lo dirás. No tengas miedo, que yo estoy contigo". (Jer 1, 6-7)

Esfuerzo inútil el querer cambiar lo que no se puede cambiar, pero triste la vida que no aspira a ser lo mejor posible.

Tu Evangelio me habla de lucha y esfuerzo por alcanzar metas; de no conformarse con la mediocridad. Si, ya sé que lo he de aceptar, pero es más lo que en la vida se me presenta como reto y ocasión para crecer y superarme. Y desde la confianza en Tí supero los límites en forma de miedos, supero los prejuicios, me hago menos vago y más disponible

¿En qué te sientes limitado? ¿Dónde descubres tu flaqueza y tu pequeñez? ¿En qué medida sientes que tu vida es plena? Pídele a Dios que te ayude a vivir con plenitud desde la limitación.

Publicado en Pastoral SJ

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