En manos de María

Por Carmen Bellver, publicado en Religión Digital, con adaptaciones
Terminamos el mes mariano por excelencia. Y rebusco en los blogs alguno que tenga la delicadeza de hablar de María. Parece que es ya una banalidad fomentar el rezo del rosario y la devoción a la Virgen. Y sin embargo, doy fe que en sus manos se producen verdaderos prodigios de conversión y de fervor. María es corredentora de la humanidad y es la madre de todos los seres humanos. A su lado podemos estar seguros que caminamos por la senda de Jesús.

Es cierto que la multitud de advocaciones que tiene la Virgen llevan a una especie de confusión malsana. Muchos se ríen de esa multitud de imágenes que se venera con tantísimos nombres. Pero lo que desconocen es que todas esas advocaciones forman parte de una unidad indivisible. Porque la bienaventurada se presenta con una fuerza inusitada en momentos puntuales y determinados para reforzar la fe debilitada de la humanidad.

He visitado varios santuarios marianos. En todos ellos me ha pareció encontrar la misma presencia aunque los nombres y las imágenes fueran diferentes. Creo que la devoción mariana lleva directamente a los brazos de Jesús. Y por eso me parece importante reseñar en estas líneas que en los peores momentos de mi vida el rezo del rosario ha sido capaz de serenarme y devolverme la paz.
Porque la oración mental no siempre es posible dentro del ajetreo de la vida diaria, pero la recitación de cada uno de los misterios del rosario nos llevan a contemplar la vida de Jesús, con las oraciones vocales más significativas del creyente. Y cada paso que das mientras caminas al trabajo o a la tienda de la esquina puede ser una ocasión para recitar cualquiera de las oraciones vocales que solemos utilizar normalmente.
Y esa conexión nos hace adentrarnos en otra onda, que se distancia de los atractivos a los que solemos vendernos. Atractivos que fomentan los medios y que conducen a producir seres clonados en serie por la moda, las costumbres y las distracciones del mundo. Podemos sentir que todo eso nos sobra, que todo de lo que se vende como necesario para encajar en determinados ambientes nos es indiferente. No necesitamos seguir el dictado de los dioses mundanos. Porque para nosotros la opción principal está en vivir según la voluntad de Dios.
Y en la escuela de María aprendemos de la humildad del corazón. La de sabernos débiles y pecadores pero consolados continuamente por la fuerza del Espíritu. Nos sentimos acunados en las mejores manos, las más tiernas y consoladoras que existen. Podemos navegar a la deriva pero siempre nos ilumina la certeza de que hay un punto de luz en el horizonte que nos llevará a buen puerto.
A pesar de que nuestra cultura de base europea está dando la espalda a sus raíces y va directa al suicidio, vendida al dios Mammón.

Que María, madre de todos los hombres, ilumine las mentes de aquellos que han convertido a Europa en un lugar lleno de desigualdades y miserias que benefician a los poderosos y condenan al resto a la exclusión.

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