Los nuevos hechos de los apóstoles

A lo mejor es demasiado la comparación, pero aquellos hombres y mujeres que se pusieron en marcha tras los pasos del Resucitado abrieron un camino. Seguimos mirando hacia ellos, pero no para quedarnos pasmados, como quien mira un cuadro... sino para aprender, de ellos, a vivir la fe. A proclamar el Evangelio. A anunciar la Vida del Resucitado. A amar, como Jesús nos enseñó. Somos parte de una gran cadena de nombres... seguimos la estela de aquellos que, año a año, siglo a siglo, han tratado de compartir la buena noticia y han luchado para que de verdad las cruces no tengan la última palabra.

Tenían todo en común

"La multitud de los creyentes tenían un alma y un corazón. No llamaban propia a ninguna de sus posesiones, antes lo tenían todo en común" (Hechos, 4,32). "La Iglesia entera de Judea, Galilea y Samaría vivía en paz, se iba construyendo venerando al Señor y crecía animada por el Espíritu Santo" (Hechos 9, 31-32).

Compartir. Es difícil Pero posible. Compartir proyectos, sueños, trabajo, apuntes, descanso, viajes, esfuerzos. Compartir el tiempo con los que me necesitan. Compartir los bienes con aquellos que carecen de lo elemental. Compartir las ideas y la búsqueda de la verdad. Enséñame, Señor, a ser generoso. A pensar en plural. A dar sin regateo ni cambalache. A vivir ligero de equipaje.

Discutían

"Aquello provocó una fuerte oposición de Pablo y Bernabé y una discusión con ellos; se decidió que Pablo y Bernabé, con algunos más, acudieran a Jerusalén para tratar el asunto con los apóstoles y los ancianos" (Hechos 15). 

Me gusta ver que también entre ellos había diferencias, divisiones, que no lo tenían todo claro, que a veces se enfrentaban porque pensaban cosas distintas. Me gusta porque eso les hace humanos. Porque, seamos sinceros, ¿quién no está de vez en cuando en desacuerdo con otros? Me pasa con los amigos, en la familia, en la Iglesia,... Lo admirable es que las diferencias no les llevaron a levantar muros entre ellos, sino que aprendieron a buscar juntos. Tenemos bastante por hacer hoy en ese terreno. Ayúdame, Señor, a ver más allá de los conflictos, y aprender a encontrar la verdad más allá de las diferencias de cada día.

Tenían una misión


"Entonces les dijo: recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros y seréis testigos míos en Jerusalén, Judea y Samaría y hasta el confín del mundo" (Hechos 1, 7-8).

Sentían que su vida importaba. Habían recibido un mandamiento, un envío: "Id al mundo entero y anunciad el Evangelio". Y se lo tomaron al pie de la letra. En aquellos tiempos. Viajaron afrontando tormentas, incomodidades, viajes largos y peligrosos, a veces sin retorno. Llevaron la fe hasta los extremos del mundo que conocían. Y nosotros, hoy, ¿cuál es nuestra misión? ¿Cuál es, Señor, mi misión en este tiempo, en este mundo, con la gente, en los ambientes y lugares en los que me muevo? Ayúdame a ser, a tu manera, apóstol.

Hasta dar la vida

A Esteban "lo echaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo (...) Y murió (Hechos 7, 48-50). "Herodes emprendió una persecución contra algunos miembros de la Iglesia. Hizo degollar a Santiago, el hermano de Juan" (Hechos 12, 1-2). "Procedió a arrestar a Pedro, durante la fiesta de los Ázimos. Lo detuvo y lo metió en la cárcel" (Hechos 12, 3 y ss). A Pablo y Silas "después de una buena paliza, los metieron en la cárcel y ordenaron al carcelero que los guardara bien guardados" (Hechos 16,23).

Todos dieron la vida. Fueron encarcelados o ajusticiados por defender un evangelio que resultaba molesto para aquella sociedad. Esteban, Pedro, Pablo, Santiago, ... lo dieron todo. Y tras ellos, tantos hombres y mujeres, año a año, siglo a siglo. Aún hoy, sigue habiendo gente que mantiene su fe contra viento y marea, contra odio y rechazo, contra verdugos y abusadores. Gente que arriesga la vida por defender la bienaventuranza, el evangelio y el amor, especialmente a los más pequeños. También a mí me llamas a dar la vida, cada día. Sin reservas y sin regateos. Dame valentía, coraje y lucidez para hacerlo, Señor. 

Publicado en pastoralsj

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