Ordenando las prioridades

¿Cuáles son tus máximas prioridades? En la lista de la mayoría de la gente estarían su familia y sus amigos. También podrías incluir tu vida profesional y tu seguridad económica. En mi caso, probablemente añadiría el tiempo libre que me permite ponerme a disposición de los demás y llevar a cabo tareas creativas, como la escritura de este blog. Los detalles cambiarían de individuo a individuo, pero todos queremos esas cosas que conforman la buena vida, en todos los sentidos.

Si busco seguir a Jesús, sin embargo, ni siquiera estas buenas cosas pueden ser mi mayor preocupación. Hay un sentido de mi vida que va más allá del disfrute, la seguridad, o incluso que la comodidad del afecto humano y los lazos familiares. En Jesús, encuentro a un Dios que se niega a ser puesto como una más entre otras prioridades. No puedo servir a Dios y al dinero, ni a la familia, ni siquiera a la felicidad. Debo servir solo a Dios y dejar que los demás aspectos de mi vida encuentren su lugar alrededor de este Santo Centro.

Es fácil perder la visión de esto. Tengo la tendencia a centrar mi vida alrededor de cualquier proyecto que parezca lo más emocionante o urgente en el momento. Ya sea mi trabajo, la renovación de la casa o un próximo viaje, puedo quedarme fijamente concentrado en mi próxima tarea. A menudo me pierdo en estas actividades. Todas estas buenas cosas se convierten en fines en sí mismos, en vez de en una expresión de obediencia a mi creador.

Irónicamente, cuando me centro en la actividad en vez de en Dios, la alegría y la experiencia en mis diversos proyectos se ve disminuida en gran medida. Cuanto más coloco un objetivo, un proyecto o una meta en el centro de mi vida, más estrés experimento. Cuando intento cumplir con mis objetivos usando solo mi propia fuerza, quedo exhausto y desmoralizado. Mis propios esfuerzos nunca resultan suficientes. Siempre hay algo más que necesita ser hecho.

La vida es diferente cuando la única prioridad es seguir fielmente a Jesús y vivir en obediencia a Dios. Mis actividades tal vez sean muy similares, pero mi perspectiva ha cambiado. Ahora, en vez de correr en solitario con la insaciable necesidad de alcanzar la meta, puedo descansar en el hecho de que Jesús ha vencido al mundo. En vez de medir mi vida por lo que puedo cumplir, mi vida se cuenta por el amor incondicional y la fidelidad de Dios. Esta es la carga ligera que Jesús ofrece.

¿Qué pasa contigo? ¿Cuáles son las actividades, los objetivos, las relaciones y las posesiones que son más centrales en tu vida? ¿Son tu máxima prioridad, o permites a Dios ser el centro y el ordenador de tus días? Cuando te distraes y te ves absorbido por tareas y objetivos, ¿cómo encuentras tus caminos de vuelta a Jesús, al camino de paz y obediencia que nos muestra? ¿Cómo ordenas tus prioridades?

Traducido de "The lamb´s war"

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