La misteriosa presencia del Espíritu Santo

El Evangelio contiene una esperanza tan hermosa que podemos encontrar en él una alegría del alma.

Esta esperanza es como una brecha de luz que se abre en nuestras profundidades. Suscita un impulso incluso en las situaciones que parecen no tener salida.

Si hay momentos en los que la alegría se esfuma, la esperanza puede renovarse cuando nos confiamos humildemente a Dios.

Hay una fuerza interior que nos habita, la misteriosa presencia del Espíritu Santo. Él susurra en nuestros corazones: "Abandónate a Dios con toda sencillez, tu poca fe basta".

¿Quién es este Espíritu Santo? Es aquel del que Cristo Jesús ha dicho en el Evangelio de San Juan: "No os dejaré nunca solos, os enviaré al Espíritu Santo, será vuestro apoyo y os consolará, permanecerá siempre con vosotros".

(Hermano Roger de Taizé)

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