No sucumbamos a la ira y a la venganza

Cada uno de nosotros debe inevitablemente pensar las causas del mal y del sufrimiento.

Las diversas respuestas a la pregunta de por qué existe el mal en el mundo si Dios es bueno y poderoso son denominadas teodiceas, pero la realidad de las insuficiencias de todas las teodiceas es una herida abierta para la religión. Realmente no tenemos una respuesta exhaustiva, omnicomprensiva, al problema del mal que nos satisfaga a todos.

Eso no nos libera de luchar con la pregunta, sin embargo. Personalmente me encontré con ella a la muerte de mi sobrino, un pasajero en uno de los aviones que chocó con el World Trade Center en los atentados terroristas del 11-S.

Y Mindy Corporon sigue afrontando la cuestión después de que tanto su hijo adolescente como su padre fueran asesinados el Domingo de Ramos de 2014. Se ha atribuido a un supremacista blanco neonazi estos asesinatos en el centro de la comunidad judía de Kansas, así como una tercera víctima, una mujer, en una residencia para mayores judía próxima. Las tres víctimas resultó que fueron cristianas, aunque el objetivo fuesen los judíos.

Hablé con alguna extensión recientemente con Mindy sobre como había tratado las preguntas de teodicea en el último año, y me encontré a una mujer sabia sin miedo a hacerse las más duras preguntas de la fe.

Para Mindy, la cuestión no es tanto determinar exactamente por qué hay sufrimiento y mal en un
mundo que Dios ha creado y ha llamado bueno, sino, en cambio, cuál debería ser su respuesta a ese mal y a ese sufrimiento. Tal es, exactamente, el foco adecuado.

Dos miembros de su familia, me cuenta, "están muy enfadados. Ellos han elegido la ira. No es que nadie deba, pero ellos lo han hecho, y es duro para ellos. Parece mucho más duro para ellos sanarse. Yo no elegí la ira".

En cambio, Mindy lanzó un ejemplo inspirador en primer lugar apareciendo en una vigilia de oración en la que hablé la noche de los disparos. Fue chocante verla allí, pero quiso agradecer a la gente su atención, y decirles que no culparan a Dios por lo sucedido. Lo que ocurrió, tenía claro, es que un hombre eligió el mal.

Entonces, para conmemorar el aniversario de la matanza, ella y miembros de la familia de la mujer fallecida organizaron una serie de eventos y una marcha llamados "Siete días: haz una onda, cambia el mundo". Fue la forma de Mindy de llamar la atención a la realidad de que no necesitamos sucumbir a la ira ni a la venganza, ni siquiera al afrontar la maldad asesina.

La otra cosa que aprendió es que la ira debe ir dirigida donde puede causar un efecto y ser curada. Así que cuando Mindy expresa enfado por la muerte de su hijo y de su padre, se dirige a Dios. Y cuando lo hace, Dios la ayuda a sanar, me cuenta.

La capacidad de retar y expresar ira a Dios, de exigir respuestas a Dios es lo que el gran teólogo reformado francés Jacques Ellul en su libro Esperanza en tiempo de abandono llamó no desesperanza, sino evidencia de la esperanza. La esperanza, escribió, es "la respuesta del hombre al silencio de Dios. La esperanza se mantiene viva ante el silencio ominoso de Dios, en nuestra soledad frente a un cielo cerrado, en nuestro abandono. Dios está en silencio, así que es el hombre el que toma la palabra".

Es difícil imaginar un acto más malvado que armarse hasta los dientes e ir a cazar judíos solo porque son judíos. La extraña ironía de que las personas asesinadas el año pasado fueran todas cristianas no cambia el nivel de maldad.

Y sería perfectamente comprensible si, en respuesta, se buscase de alguna manera venganza e incluso se culpase a Dios por no proteger a personas inocentes.

Pero Mindy Corporon ha elegido un camino mejor: el camino de la paz, el camino de la comunidad, el camino del amor.

Por Bill Tammeus, traducido del National Catholic Reporter

Comentarios

  1. Valiente es quien en pro a un Bien objetivo, camina, se duele, continua, porque no tiene perdida la perspectiva que ni siquiera es ese Bien objetivo; es el Bien; es Dios en todo.

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