Yo no soy Charlie Hebdo

Yo no soy Charlie Hebdo.
La revista satírica blasfemaba e insultaba gravemente a creyentes de toda índole, confundiendo la libertad de expresión con el derecho a la ofensa, la injuria y la humillación. Una de sus viñetas mostraba a la Santísima Trinidad copulando. Por supuesto no reproduciré la imagen.
Esto no quiere decir que suscriba el atentado terrorista. Todo lo contrario. Y quizás la grandeza del cristianismo es eso. Los que apoyan a Charlie Hebdo porque son Charlie Hebdo no tienen mérito, pues cualquiera defiende a sus amigos. Los que han sido perseguidos por Charlie Hebdo y condenan el atentado, demuestran una rectitud que no depende de sus simpatías sino de un amor a la Verdad que trasciende. Los de Charlie Hebdo eran nuestros declarados enemigos, y a pesar de eso nosotros no justificamos el atentado.
Sí hubiera sido plausible exigir medidas legales y una condena judicial contra la blasfemia. Es la justicia frente a la venganza. Todos sabemos que franceses o americanos, todos los que presumen de libertad de expresión, hubiesen cerrado la revista Charlie Hebdo si en vez de continuos ataques contra Cristo hubiesen sido contra la raza negra, las mujeres, o se hubiese cuestionado el holocausto. Pero para nosotros no hay justicia.
Este atentado no deja de ser una muestra de la decadencia de un Occidente que se autofagocita en su andanza desnortada entre la blasfemia, el terrorismo islamista, la justificación de ambos y su maridaje. Un magma ideológico confuso en lo que todo lo malo se promueve aunque se disimule; donde se eleva a categoría de heroicidad la blasfemia en nombre de la libertad de expresión, pero se persigue a quienes expresan su opinión desde el catolicismo; donde se llevan las manos a la cabeza por la decapitación de Foley a manos de un rapero islámico radical, pero se promocionaron sus videos antisistema desde la BBC; donde puedes pensar cualquier cosa menos que existe una Verdad. Así nos va.
Publicado en Infovaticana

Comentarios

  1. Un artículo bien montado, pero que oculta la verdad, esa de la que presume poseer.
    Una revista como esa tiene los mismos derechos que el resto de los ciudadanos de su país, por tanto, si no ha sido castigada con multas o el cierre, es simplemente porque no ha vulnerado la ley. La blasfemia no es delito, y el resto de acusaciones como injurias, insultos, etc...., o no han sido apreciadas por la justicia como tales, o tampoco son delito. Francia es un país democrático, y tienen las leyes que quieren los franceses, que son las que se aplican en su territorio, los que quieran la justicia de Dios se han equivocado de país.

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  2. Bravo Fierro se requiere de una mente abierta para satirizar el fanatismo religioso sin importar el grupo religioso, fanatismo que tiene a la humanidad hundida en la ignorancia y el enfrentamiento.

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