La persecución es global, brutal, diaria y creciente

"La persecución de los cristianos es real. Es global en su extensión, brutal en su naturaleza, diaria en su frecuencia y creciente a más". El profesor de la Universidad de Notre Dame Dan Philpott comenzó su charla en un simposio del club nacional de prensa con estas duras palabras. El simposio lo celebró el proyecto "Bajo la espada del César" para lanzar un informe en el que se detallan las maneras en las que se puede y se debe responder a la persecución de los cristianos y avanzar la causa de la libertad religiosa en el mundo.

El informe desarrolla algunos puntos interesantes. Por ejemplo, señala que hay tres respuestas básicas a la persecución:
-Estrategia de supervivencia, en la que las comunidades perseguidas pueden emigrar o incluso alcanzar algún nivel de acomodo con el opresor;
-Estrategias de asociación, en las que la comunidad religiosa busca alianzas con otros para proteger sus derechos;
-Estrategias de confrontación, incluido el martirio.

En cada una de estas estrategias, hay una variedad de medios. El informe señala, por ejemplo, que en la estrategia de supervivencia, "los cristianos buscan preservar la vida y las actividades más características de sus comunidades, incluida la oración, la educación, la vida comunitaria y a veces la evangelización. Una respuesta es simplemente llevar a cabo estas actividades características cristianas contra el deseo de los perseguidores en secreto, en la clandestinidad. Esta respuesta es peligrosa y precaria bajo régimenes como los de Arabia Saudí, Irán, Afganistán, Vietnam y China".

Y por supuesto, muchos buscan la supervivencia directamente a través de la emigración.

El informe subraya que la teología cristiana marca profundamente la manera en la que cada una de las estrategias se adopta y se implementa. Por ejemplo, el informe afirma:

Los evangélicos y pentecostales son más dados a ser perseguidos que los protestantes clásicos, católicos, ortodoxos u otros cristianos asociados con iglesias antiguas. En respuesta a la confrontación, es más probable que evangélicos o pentecostales se comprometan con estrategias de supervivencia o, en menor medida, de confrontación. Es menos probable, sin embargo, que busquen estrategias de asociación. Los protestantes clásicos, católicos y ortodoxos, por el otro lado, es más probable que respondan mediante estrategias de asociación.

La eclesiología sectaria y la espiritualidad individualista de muchas denominaciones evangélicas y pentecostales dentro de la comunidad cristiana sin duda convierten el modelo de asociación en algo negativo para ellas.
El Cardenal Donald Wuerl de Washington dio la clave del acto. El cardenal llamó a los cristianos a mostrar solidaridad con los cristianos perseguidos, primero aprendiendo sobre sus sufrimientos, pero también elevando "nuestras voces para amplificar los sollozos callados de quienes están sufriendo tan ignominosa persecución. Me atrevería a decir que el volumen de nuestras voces debería hacer difícil a los demás el ignorar nuestras peticiones. Debemos hablar hasta despertar a las conciencias dormidas y moverlas a la acción".


Animó a la continua asistencia material a quienes enfrentan la persecución y, tal vez, lo más importante, a la oración. "Debemos, por supuesto, seguir rezando por ellos -por aquellos que sufren- y también por la conversión del corazón de quienes están provocando el sufrimiento".

Philpott citó el estudio de una institución laica de Alemania que indica que los cristianos son la víctima de alrededor del 80% de todos los casos de persecución religiosa en el mundo. Son reprimidos por regímenes comunistas, estados islamistas y algún régimen laico como los de Asia Central. Pero prestó atención en subrayar que sus esfuerzos, y los de los grupos que han participado en el informe, no son indiferentes a otras persecuciones.

"Nuestro foco de ninguna manera minusvalora la persecución religiosa de nadie, en ningún lugar", dijo Philpott. "El Instituto de la Libertad Religiosa (coorganizador del simposio) trabaja cada día para promover la libertad de las personas de todas las fes, en consonancia con su dignidad de seres humanos que buscan la verdad religiosa".

Esto es vitalmente importante porque centrarse exclusivamente en la persecución a los cristianos alimenta la narrativa de un conflicto de civilizaciones que alguno de los perseguidores desea hacer avanzar. El Daesh quiere estar en guerra "con el cristianismo".

El proyecto "Bajo la espada del César"confirma lo que otras organizaciones están encontrando. A principios de este año, un informe de Release International advirtió que la persecución de los cristianos es probable que aumente en el 2017. Además de los actos del Daesh, que son especialmente bárbaros, los ataques a cristianos en China e India están al alza.

"Alrededor del mundo, los cristianos enfrentan una ola creciente de persecuciones violentas. Esto incluye al brutal Daesh en Oriente Medio, a militantes muy armados en Nigeria y a extremistas hindúes en la India", dijo Paul Robinson, director ejecutivo de Release International, al Christian Post, añadiendo que la tendencia debería servir "como una llamada de alarma para llevar nuestras oraciones y nuestra ayuda material a un nuevo nivel".

El mes pasado, Ayuda a la Iglesia Necesitada advirtió en el parlamento británico que la antigua comunidad cristiana iraquí está en peligro de extinción. De un millón y medio estimado de cristianos en Irak en el momento de la invasión norteamericana de 2003, la población ha descendido a unos 150.000.

"En términos de encontrar un futuro para los cristianos desplazados, estamos corriendo contrarreloj. En realidad, estamos en tiempo de descuento", les dijo Stephen Raschen, que trabaja con el arzobispo caldeo de Erbil, a los miembros de la Cámara de los Lores en el encuentro. "La probabilidad de que el cristianismo desaparezca de Irak es alta. Sin una inmediata llegada de ayuda, los programas que han sostenido a los cristianos desplazados colapsaran en los próximos sesenta días, tras lo que podrían desaparecer de la región dentro de entre seis a ocho meses".

Por Michael Sean Winters. Traducido del National Catholic Reporter

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